Edgardo Pablo Bergna
El 9 de julio se firmó el acta de
declaración. San Miguel de Tucumán 1816. La opresión de la monarquía española
fue cediendo a la acción de nuestros revolucionarios, paridos a la luz de los
hechos de mayo de 1810. El colonialismo europeo fijaba su mirada en un área proveedora
de materia prima. Sin embargo, más adelante, algunos argentinos, en 1845, se
las ofrecían, animando a las potencias extranjeras a invadir Buenos Aires.
Domingo Faustino Sarmiento llamaba “tiranuelo ignorante que ha puesto una barra
al río”[1] al
referirse a Rosas, por la valiente resistencia a la invasión anglofrancesa, uno
de los acontecimientos que delinearía la soberanía de nuestra Nación.
La diferencia entre personajes como el autor
del Facundo y Juan Manuel de Rosas es
la diferencia entre “civilización” y “barbarie”, y, aunque suene fuerte, la
diferencia entre un mero modelo económico de acumulación capitalista
(civilización) y un proyecto político que, con sus complejidades,
contradicciones y tensiones, tiende a la redistribución de la riqueza (barbarie).
Con todo, si tiene sentido el 9 de julio de
1916 lo tiene en virtud de lo que podamos hacer y pensar, actualizando esos
hechos a la luz de los acontecimientos presentes. Si la firma del acta de
independencia en Tucumán tiene algún valor, la tiene sólo si reaccionamos con
fuerza, denunciando toda vez que podamos, como en este caso, al intendente de
Tigre, Sergio Massa, por sus visitas a la Embajada de Estados Unidos, horadando
a un gobierno al que pertenecía y asociándolo a él y a todos sus aliados
actuales (desde el Grupo Clarín hasta a dicha embajada) como responsables
vernáculos, culposos, de los actos de espionaje denunciados en estos días, perpetrados
por Estados Unidos en muchos países, incluida la Argentina..
Uno de los rasgos más frecuentes de la
civilización es la traición, los datos que circulan en voz baja, el secreto, la
acción sorpresiva, el “verte pero que no me veas”. Los bárbaros, en cambio,
andamos a la luz y, lo que es, se ve. Evo Morales, Presidente de Bolivia, fue
sorprendido, se puso en riesgo su vida, su pequeño avión fue llevado al límite
de la seguridad aeronaval. Los países europeos, centrales, los civilizados
tenían información. Evo no la tenía, Evo era el bárbaro.
Hoy 12 de julio es el día de la
confraternidad boliviana-argentina, y ahí estaremos los pueblos bárbaros. Habrá
música, estará León Gieco, Tristan Bauer. Nuestra Presidenta fue la primera en
dar apoyo al presidente de Bolivia. Allí estará también el ensordecedor silencio,
la deslumbrante ausencia de la oposición política argentina, representando a la
civilización, atildada, algo temerosa, eso sí, por la falta de cámaras de
seguridad, de seguridad jurídica, por la falta de respeto a las instituciones.
Con los bárbaros estará, a su manera, la
Juana Azurduy. Hoy es su natalicio.
Ah… y la Negra… Mercedes Sosa que nació un 9
de julio en Tucumán.
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