“Maldecir y Maldecir; al instante se desgarró el cielo en otro tajo de luz.
Otro y otro
La lluvia de tres días le mojaba el pantalón.
¿Cuántas veces pensó en Dios? ¿Cuántas veces lo nombró y se maldijo a sí
mismo y se puteó?
Su mujer, en silencio le alcanzó al más purrete una frazada, otro pibe
lloraba. Los tapó.
Cruzaron el umbral casi sigilosamente.
Los de al lado también caminaban hacia la calle alta.”
“Inundados” Mario Héctor Carnaghi. Chacabuco. Prov. De Bs.As.16 de mayo de
1980
Edgardo Pablo Bergna
Un poema encontrado por casualidad se hizo presente por sí mismo. Que lo trajera y
lo compartiera con ustedes era una obligación impuesta por la oportunidad del
azar. Azar y necesidad, a veces, no son contradictorios sino que se
complementan. Como ahora, para seguir
pensando en las victimas de la inundación de la semana pasada. Y en todo lo que
se hizo, y en todo lo que no se hizo, en las responsabilidades políticas, en lo
que se dijo, en lo que se calló.
Vimos como miles de jóvenes trabajaban denodadamente, los vimos
correr, reírse, se identificaban como pertenecientes a organizaciones sociales
y políticas. Se los veía orgullosos de pertenecer a esas, sus organizaciones.
En tanto, había quienes
confundidos ante tanta solidaridad creían ver armas en lugar de frazadas, y no
es raro que haya quienes confundan cañones con colchones, no lo es, tampoco,
que llamen dictadura a gobiernos legitimados por el voto popular.
El terror a lo político
es lo raro. Que sean quienes habitan un espacio de interpelación política, los
mismos que demonizan la acción política.
Quizá porque electoralmente apenas
lleguen a un paupérrimo dos por ciento.
Hay que decir que es la
política la única que puede encauzar las acciones de las personas hacia fines
humanistas y humanitarios como un Derecho. La política es la que debe
subordinar a los poderes del Estado para que no sea una minoría la que los
someta.
Es la política aquella
capaz de encauzar la solidaridad, que, en palabras del escritor Eduardo
Galeano, “es horizontal e implica respeto mutuo (en cambio) la caridad es
humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba.
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