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Maximiliano Cladakis-Edgardo Bergna editores. Organo de opinión política de Atenea Buenos Aires. Radio Atenea y Agora Buenos Aires

Escriben: Leandro Pena Voogt-

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lunes, 1 de enero de 2018

El derecho a la oposición

opinión. Agora...a diario 01/01/2018



Maximiliano Basilio Cladakis

La verdad de las democracias republicanas modernas se dirime en el disenso, no en el consenso. La absolutización de esta última noción proclamada, bajo la impronta del “fin de la historia”, por el neoliberalismo no significa el triunfo de la democracia, sino su muerte. Es en el conflicto, en la disputa, en aquello que tan bien es signado por la pabra griega “agon”, donde se despliega la existencia democrática. Sin embargo, como señala Chantal Mouffe, el agón propio de la democracia, más aún de la política en el sentido clásico del término, se encuentra enmarcado en una serie de normas que legitiman las acciones llevadas a cabo por las partes en conflicto. Es decir, no todas las acciones son legítimas en el agón de la vida política.

A partir de la emergencia, en el plano institucional, de la diferencia “oficialismo-oposición”, pueden señalarse dos formas en que la legitimidad de origen puede desviarse hacia una ilegitimidad de praxis que quebrantaria estas normas. En el caso del oficialismo, su legitimidad de origen puede dar comienzo a un estado dictatorial o semidictatorial. Ejemplos existen de sobra: persecusiones políticas, represión , censura, etc. En el caso de la oposición, ella puede derivar en “golpismo”. También sobran ejemplos de esta desviación: intentos de destitución, alianza con los poderes mediáticos, ecónomicos y judiciales para deponer a un gobierno electo democráticamente, acciones violentas contra los simpatizantes y militantes de ese gobierno, etc. En definitiva, se trata de procesos que, en Sudamerica, conocemos de sobra y que, en el momento de mayor auge de gobiernos progresistas, vivimos casi a diario.

En el tiempo que atraviesa nuestro país, nos encontramos frente a la terrible amenaza del primer tipo de casos, el de la desviación del oficialismo hacia un cercenamiento, paulatino pero progresivo, del Estado de Derecho. La legitimidad de origen de la actual alianza gobernante dio inicio a una serie de acciones ilegitimas, casi en el dia mismo del comienzo de su gobierno (no cabe más que recordar la fecha en que se encarceló ilegitimamente a Milagro Sala). Presos políticos, represión, desapariciones que nos retrotraen a los “años de plomo” de nuestra historia, cercenamiento de la libertad de expresión y cercenamiento de la libertad de información: se trata de signos de una volutad que no desea ni permite oposición real alguna. Y decimos “oposición real” porque no nos referimos a esa oposición deseada por el oficialismo, esa oposición llamada “seria y respónsable”, que no es otra cosa que un conjunto de partidos que, en la praxis, son aliados del Gobierno. Ser oposición real es un derecho inexpugnable de la democracia y que, en el caso de ser cercenado, significaría el fin de la democracia en la Argentina.

Es un derecho, porque la democracia, exige un disenso real que sólo puede llevar a cabo una oposición real. Es un derecho, también, porque la democracia exige la libertad de expresar la oposición al oficialismo. Y es un derecho, además. porque esa oposición fue votada para que sea efectivamente eso:oposición, oposición real, voz discordante, representación efectiva de todos aquellos que nos oponemos de una u otra forma a la alianza de partidos que hoy gobierna el destino de la Argentina.




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