Edgardo
Pablo Bergna
Por
medio del artículo del periodista Horacio Verbitsky, del diario
Página 12, nos pusimos en contacto con una información que no
podemos dejar de atender, dada nuestra situación en el mundo de la
política, la cultura y la filosofía. El domingo 28 de mayo, H.
Verbitsky apoyado en el referente Juan Carlos Tealdi, especialista en
bioética, aportó datos sobre una medida del gobierno, donde el
mismo presidente Mauricio Macri anunciaba cambios en los sistemas de
control de ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos
y Tecnología médica), esos cambios acortarían los tiempos en que
la ANMAT debería autorizar o no la aprobación de protocolos de
investigación, eso significa que dichas “pruebas de medicamentos
sobre pacientes” serían posibles tomándose menos tiempo para su
estudio y reflexión, llegando al extremo de que, si el Estado no se
apura, los protocolos serían llevados a cabo sin la autorización
mencionada, con la sola firma de comités de ética, que pueden ser
privados, ad
hoc
y express surgidos del mismo mercado de medicamentos.
Es
cierto que la Bioética, como disciplina, es reciente en tanto que,
uno de sus orígenes puede remontarse al caso Karen Quinlan, en
estado de coma irreversible entre 1975 y 1985 y que las discusiones
respecto del caso comenzaron en 1976. También es cierto que en
nuestro país la ley que obliga a la existencia de “comités
hospitalarios de ética” es del año 1996, esto se aclara para
contextualizar cronológicamente el estado de la cuestión.
Lo
que se ve en esta situación no es un problema ético ni mucho menos
bioético en tanto que lo que se transgrede son barreras que
introducen al campo jurídico y su tratamiento es político. El
presidente Mauricio Macri antes de ofrecernos como animales de
laboratorio, primero debe pauperizar al pueblo, esta ofrenda al
mercado comercial de medicamentos no fue posible ni siquiera en la
década de los ´90 (recordemos que la mirada que uno tiene sobre
estos temas es de corta data por lo que se explica arriba).
Durante
el gobierno de derechas del dictador boliviano Hugo Banzer en su
segunda presidencia (democrática) que culminó en agosto de 2001 el
laboratorio de especialidades medicinales estadounidense Dyscovery
labs intentó
un protocolo con placebo, substancia inocua que se administra en
lugar de un medicamento, reproducimos una parte del texto Problemas
Éticos de los Ensayos Clínicos en América Latina
de Nuria Homedes y Antonio
Ugalde
Los principios éticos
aceptados internacionalmente limitan el uso de placebo a
circunstancias en las que no hay un tratamiento disponible. Sin
embargo, este no es el caso en América Latina. Por ejemplo,
Discovery Laboratories patrocinó un ensayo clínico con lucinactant
(Surfaxin) para la prevención del estrés respiratorio en niños
prematuros. (…) 160 niños prematuros y gravemente
enfermos hubieran sido reclutados en Bolivia, Ecuador, México y
Perú, y la mitad de ellos hubieran recibido tratamiento placebo
en lugar de un tratamiento que les facilitara la respiración. En
cambio, en Europa, el estudio de lucinactant no fue contra placebo
sino que se realizó un estudio de no-inferioridad comparándolo
con otros productos aprobados para esa indicación (Acción
Internacional para la Salud, 2007).
Está
claro, hubieran muerto 80 niños sino se hubieran tomado medidas
legales; la respuesta de la empresa comercial fue: para hacerlo bien
lo haría en Estados Unidos. Y estamos hablando del año 2001 aunque
parezca que ocurrió en el año 201.
Thomas
W Pogge es un filósofo nacido en 1953 en su texto Probando
drogas para países ricos en poblaciones pobres en países en
desarrollo
explica que la condición necesaria para justificar desde el punto de
vista “moral” acciones como las relatadas arriba, es la extrema
pobreza a la que se someten los pueblos, en complicidad con gobiernos
locales de derecha neoliberal. El
argumento ético es que dada la situación de la población donde se
desarrollan estos protocolos “salvar” a la mitad no sería
reprochable. Como contraargumento salvar a la mitad pudiendo salvar a
todos no es ético, pues se hace con conocimiento. Dicho en términos
políticos hay dolo y es un crimen.
El presidente
argentino miente al decir que con el “modelo” genera confianza y
atrae inversiones, y decimos miente pues, en un año y medio eso es
repetido constantemente y no ocurre. En el caso que tratamos aquí
Mauricio Macri utiliza el mismo discurso: bajo la fórmula
“Modernización del Estado” se han reducido empleos, salarios,
directa o indirectamente, se ha perjudicado la salud pública, la
educación, la ciencia y la tecnología…bajo la falacia
“Modernización del Estado” los controles mas eficientes son los
que no existen. Lo conocemos muy bien -laissez
faire-
se llama y en el caso específico, para que la ANMAT flexibilice los
controles y el mercado comercial de remedios instale en nuestro país
su “cocina” primero tiene que someter al pueblo a la indigencia y
la pobreza. Debemos avisarle al pueblo y prevenirle señor
presidente,
que, antes
que pueda hacerlo está Octubre.
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