Edgardo Pablo Bergna
El once de octubre de 2016 se llevó a cabo
lo que se llamó marcha contra la “inseguridad” término que dejaremos a la luz
de un análisis posterior. Este escrito tiene dos intenciones. La primera
intención es repudiar a quienes, en esa marcha, abuchearon la adhesión que
enviaron las madres (línea fundadora) de nuestra Plaza, y reiterar que donde
estén las Madres y Abuelas estamos nosotros, y me refiero sin temor a equívocos
a quienes apoyamos y apoyaremos el proyecto sostenido por la memoria de Néstor
y liderado hoy por Cristina Fernández de
Kirchner. Las Abuelas y Madres en su inmenso dolor íntimo y particular de
permanente recuerdo a sus hijos y nietos desaparecidos y asesinados, tomaron
las banderas que ellos ofrecieron, trascendieron su propio dolor, y lucharon y
luchan por lo mismo que ellos. Tejido intersticial que las une y les permite
acciones públicas y llenar las plazas, pues, lo que nos interpela a quienes no
conocimos mas que algunas de las víctimas del terrorismo de Estado es la visión
del mundo que tuvieron, que perseguimos y aún sigue intacta en nosotros.
La segunda intención, es dar cuenta de que
el análisis de lo que una marcha en memoria de personas que murieron en situación
de homicidios culposos por: mala praxis, hechos de tránsito etc., y dolosos en:
ocasión de robo, riña, etc. merece nuestro respeto, acompañamiento y silencio.
Y la esperanza que transiten el duelo, que siempre es íntimo y personal, de la
manera mas idónea hasta poder trascenderlo. La multiplicidad de causas de
muerte y el reclamo que hacen las apesadumbradas familias, lo hacen sin salir
del ámbito del dolor íntimo y privado, desgarrador por cierto. El problema se
da cuando un número significativo de personas, por doloroso que sea cada uno de
sus casos, se reúne públicamente. Y lo hace con otras muchas que acuden en masa
o serie, movidas por desgraciados hechos individuales, esperando y agotando su
acción en la resolución de su propio caso. Es ahí donde se presenta un
conflicto entre lo privado y lo público, o lo moral y lo político. Tal vez por
eso no entiendan que un grupo de Madres apoye esa marcha y se le critique diciendo
que “hacen política” puesto que el reclamo es, desde una masa de individuos, desde una multiplicidad basada en
lo individual (por trágico que sea cada caso) hacia La y Lo
Político que, con dificultades, se basa en hacer orgánicos los reclamos de la
sociedad, eso explica la expresión de
apoyo del gobierno de Cambiemos a la “marcha por la inseguridad” por ser ésta
desligada políticamente.
En tanto, el mismo día de la “marcha por la
inseguridad” a la mañana un chico de 19 años, en estado de muerte cerebral
agonizaba. Maximiliano Ayala murió por la tarde a manos de un miembro de la
policía federal que le disparó en la cabeza, por la espalda. Sus familiares no fueron a la marcha
contra la inseguridad. Tampoco nos consta que hayan concurrido familiares de
víctimas de “gatillo Fácil” (violencia
institucional) Ojalá nos equivoquemos. Si así fuera haremos las aclaraciones
del caso.
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