Leandro Pena
El
día 10 de diciembre pasado asumió el ingeniero Mauricio Macri como presidente de
nuestro país habiendo ganado las elecciones por el balotaje y con una
diferencia de apenas casi el 2,6 %. Desde el primer día de su mandato se pudo
ver que el tema de la autoridad no iba ser una cuestión de menor. Muestra de ello
es que la justicia, con dimes y diretes, rozando la irracionalidad decidió que a
las cero horas del día 10 finalizaba un mandato presidencial. Trascartón,
y tema de debate mediático hasta el hartazgo, se habló de la entrega
simbólica del “bastón de mando” al presidente. Salvo la decisión
electoral-cuestión no menor- todo lo demás se encaminó en una serie de
interrogantes que podrían poner la cuestión fuera de los límites de la cordura
y aun de la legitimidad: ¿ A qué hora debía ser la asunción y el horario era a las cero del día 10? ¿Debería
empezar a las 23.12 para que justo a las cero el presidente Macri asuma? ¿Si lo
hacia 10 minutos antes hubiera estado violando la decisión de la jueza? Y si
hubiera sido más tarde la hasta entonces presidenta Cristina Kirchner ¿hubiera
estado fuera de la ley? Podría ser que una Presidenta que ya no lo fuera porque
pasó la hora estipulada por la justicia le entregará el mentado bastón (que
parecía más importante que la jura) y los atributos al nuevo presidente. Debate
más, debate menos, la anécdota es el símbolo, el punto de partida de un nuevo
gobierno caracterizado por: gerenciar en vez de gobernar y delegar funciones
del estado en vez de asumirlas.
Los
gobiernos democráticos se ocupan por pensar, discutir y proponer temas que se
encuentran en la agenda propia y que interesan a los ciudadanos y en ese caso
se lleva el tema al parlamento lugar por excelencia para debates y discusiones
muchas veces de un tenor importante. Vale recordar el acalorado debate de la
conocida y recordada 125 en que el país no estaba ajeno a la cuestión y que,
casualmente o no, un vicepresidente votó en contra de su propio gobierno que
proponía la sanción de la ley ante un empate con el conocido voto “no
positivo”. Nadie puede olvidar, los debates, las diatribas, las discusiones
diarias, los pormenores de aquella época, sin embargo, y a pesar del costo
político que el voto “no positivo” significó el gobierno de Cristina Fernandez
de Kirchner se expuso a la discusión del problema, y puso en juego su capital
electoral, no menor, por la convicción de una ley y respetar también las señales
de su equipo económico y así mantener su postura frente a algo que consideraba
fundamental como política de estado: proteger a los pequeños y medianos
productores. Finalmente el desenlace lo conocemos todos y todos recordamos que
el congreso existió, los diputados y senadores hablaron, la oposición y los
medios casi en una unidad sustancial pregonaban sus ideas y un sinfín de cosas
mas.
A
un mes del comienzo de su gobierno, el Pro ha gobernado por decreto. No impulsó
ni puso en debate ninguna ley. Por el contrario: Dispuso un nuevo orden
mediante DNU, ninguno de ellos justificado bajo ningún tipo, incluso, bajo un
silencio llamativo de la Corte Suprema, dio por concluido el AFSCA y la ley de medios algo que el supremo
tribunal avaló. Puso en jaque la dignidad de unos 12.000 trabajadores y como si
todo esto fuera menor en el dia de la fecha “los militantes trabajadores del
estado son -según el ministro de economía Prat Gay– otrora presidente del banco
central en tiempos de Nestor Kirchner y mas cercano al radicalismo como al
Frente Unen- la grasa del estado”. Vemos que no solo en las formas se trata de
un modelo neoliberal de gerenciamiento sino también en el modo. No hubo
preguntas a los trabajadores sobre su función y sus tareas y el proyecto
laboral y menos una mirada sobre lo más importante de todo ciudadano: la revalorización
del trabajo como un producto hecho por el hombre que lo gratifica y lo
representa socialmente y mucho menos aun sobre quienes redunda el producto
económico de su trabajo, es decir su salario.
Otro
detalle no menor ha sido la saga
mediática sobre los detenidos prófugos del penal de Alvear. En la cual se han
confundido: medidas de política de seguridad y prevención con salvaje de búsqueda
de los malhechores al juzgar por la tv, mas importantes de la historia en consonancia estos con la nunca probada
ahora oposición; verdad con mentira, eran uno, dos o tres los detenidos,
pareciera ser que los medios eran los que decían y el gobierno repetía, y una
pálida imagen gubernamental de lo que significa gestionar, discutir,
compatibilizar, dialogar. Muestra de esto último ha sido la paritaria de los
estatales de la provincia que deambula sin cauce cierto o no y que, algo
valorable, los gremios y la justica de la provincia, llamativo esto último
también, le han salido a responder a
gobernadora en tiempo, forma y sobre todo a la altura de las circunstancias.
En
este sentido el gobierno de Mauricio Macri se rige por la ley del ajuste, el
paradigma es empresarial, rige la ley de mercado por encima de las leyes que
buscan y respetan la dignidad de las personas. Por otra parte, fluctúa y
deambula legalmente con un caballito de batalla de emergencias: seguridad,
estadísticas, educación olvidando de este modo que la constitución y los
principios que la rigen y que hacen mella sobre su figura irán por el mismo
camino. Los decretos establecidos, suelen sonar a un rebenque que pareciera marcar que nada en estos últimos
doce años ha sido bueno: ni la economía, ni la educación, ni la política en
torno a la regulación mediática y muchos menos las políticas laborales de
empleo público.
Si
de entrega de bastón de mando se trata vale recordar que un bastón no es para golpear y acomodar a los
golpes. Ciertamente es un símbolo, lo suele ser el rebenque, u otro tipo de
cuasi arma. No es un dato menor, menos si alguien bajo unos slogans como “ En
todo estas vos” “ Los queremos” “ Los amamos” presente como contrapartida el
viejo slogans que hay que “pegar” los primeros golpes de gestión durante los
primeros días para marcar autoridad. Bien vale recordar que los golpes suelen
lastimar, que más prima la irracionalidad que la cordura y la sensatez y que
por sobre todo lo que hay antes de un golpe, antes del sacudón social, moral,
económico y en definitiva político son: trabajadores, madres, padres, hombres y
mujeres , hijos, hijas y hasta porque no abuelos, con muchos proyectos, que dan de comer y sostienen un hogar y que no son nada mas ni nada mas que ciudadanos
de nuestro país. Será importante que quienes no compartimos estas decisiones
bajo ningún aspecto sepamos que nuestra voz tiene peso propio, que la plaza del
9 de diciembre donde se coreó: “ A volver, a volver, vamos a volver” necesita
de ideas, fortalecimiento de la misma en una posibilidad única e inédita de ser
una oposición con proyectos habiendo aprendido de errores varios quizás, pero
nunca intentando avasallar los derechos de los mas humildes y mucho menos
poniendo en juego la dignidad de los trabajadores.
Bien
vale quizás recordar aquella frase del joven Marx con apenas unos 24 años y con el fin de pregonar sus ideas comenzó a
escribir un artículo denominado: Debates
para la liberta de prensa en un pequeño periódico llamado Rheinishce
Zeitung y que dice así : “ Es
cierto que el escritor debe ganarse la vida para poder existir y escribir, pero
no debería existir y escribir para ganarse la vida…La primera libertad de la
prensa consiste en estar libre del comercio”. Sobre todo en momentos actuales
donde la economía y el modo de dirigencia gubernamental está en consonancia con
la publicación y la imagen achicada y recortada limitando la posibilidad de
ver, examinar y también debatir con mayor amplitud, las causas, las razones y
los modos de una gestión convirtiendo la libertad de expresión en un modo
mayoritario y casi único de asumir la perspectiva como vigente.
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