Ágoraa diario la arena política

realidad en blanco y negro...

Maximiliano Cladakis-Edgardo Bergna editores. Organo de opinión política de Atenea Buenos Aires. Radio Atenea y Agora Buenos Aires

Escriben: Leandro Pena Voogt-

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domingo, 17 de enero de 2016

El Loco

opinión. Agora...a diario 17/01/2015

Carlos Juan Bianchi

Hacía tres años y pico que estaba recluido en el neuropsiquiátrico.
Sus imperiosas quejas no fueron escuchadas en el momento de su injusta internación y por el contrario, la  vehemencia de sus reclamos sirvió para justificar su locura.
Fue entonces cuando recibió la visita.
Se trataba de un funcionario de rango intermedio del ministerio de la seguridad social.
Se miraron un rato en silencio, hasta que el loco, reprimiendo emociones y apelando a una frase vulgar le dijo: “a que debo el honor de su visita”
 -Yo soy el que lo metió aquí  adentro-
-No habrá venido para se lo agradezca-
 -No, además la culpa es suya, ya que no dejaba de criticar al gobierno; recibí órdenes,
lo eché de la radio y de la televisión, pero usted que tiene amigos por todas partes, siguió jodiendo por radios comunitarias, blogs y FM.
Entonces me pidieron que definitivamente, lo sacara de circulación.
Cuando pregunté ¿cómo? Sugirieron que le fabricara una causa y lo metiera en la cárcel.
Fue entonces  que se me ocurrió lo del neuropsiquiátrico, allí pensé, aunque siga hablando son todos locos y nadie se preocupa demasiado por ustedes.
-Aquí el loco recordó una frase de David Cooper que él, indudablemente había incumplido, la frase era: “hay que ser loco con discreción”
Entonce preguntó: 
¿a qué vino ahora?
-A gestionar su alta, mañana sale libre,  supe que no tomó medicación, e hizo bien, aquí están todos empastillados, parecen zombies.
-¿Por qué ahora mi libertad?
-Porque el gobierno se va, se desmorona, hemos ocultado, mentido, cumplido con las órdenes emanadas del norte, privatizamos todo, achicamos el estado a su mínima expresión mediante despidos masivos.
-Se olvida de algunas muertes-
-Las pocas muertes provocadas por la represión, por suerte fueron tergiversadas y justificadas por la prensa amiga, que habló de subversivos al servicio de una militancia que atentaba contra el orden constitucional.
 -¿Y entonces? 
-Es que el clamor social, por la desocupación y la pobreza que avanza, ya es incontrolable.
Así que nos vamos, ya hemos quemado archivos y todo tipo de evidencias que pudieran incriminarnos.
La mayoría de los funcionarios ya están en el exterior, los más encumbrados andan por los Alpes Suizos, otros en Norteamérica donde los republicanos nos comprenden y nos protegen.
Claro que nadie se va seco, con la guita del FMI tenemos para todos, para todos los nuestros, se entiende.
Yo, con mi familia nos vamos pasado mañana, económicamente cubiertos por varias generaciones aunque no formo parte del staff principal.
-¿y quien se queda para apagar la luz?
-Bueno, los perejiles de siempre, alguno de ellos irá en cana seguramente.
Pero antes de irme quise sacarlo de este antro, quizá este gesto humanitario me conceda cierta indulgencia cuando vaya al infierno.
Después de un tiempo de su “internación” tuve otro gesto que atenúa mi culpa, haberle contado a su pareja donde podía encontrarlo, sé que lo visita asiduamente, también sé que sigue militando, la tenemos controlada, por si acaso.
Al menos podría darme las gracias, ¿no?
-El loco lo miró en silencio,  sin emoción, y casi sin  escucharlo, miraba a través de él, veía imágenes que provenían de un  pasado difícil y lejano que no estaba dispuesto a olvidar, sentía que ese pasado le procuraba su identidad.
-Bueno no hable si no quiere, de todos modos desde mañana podrá continuar al aire libre, con su arenga populista, y encontrará seguramente a muchos que piensan como usted-.
Están los sindicalistas por ejemplo, que hasta ayer estuvieron con nosotros por las prebendas recibidas, mañana saldrán a adjudicarse la autoría de la inminente revolución, diciendo, mintiendo como siempre, que ellos son los representantes del pueblo peronista, que manga de hijos de puta.
Menudo lío le dejamos: un país devastado, sin industrias, con la mayor desocupación de las últimas décadas, con una deuda impagable al menos por ochenta o cien años.
Eso sí, los llenamos de metro buses, de canteros con flores y plazas enrejadas.
Traten de convencer a la líder de los últimos años, aunque ahora sí, para enderezar este entuerto va a precisar hacer magia.
Me voy, todavía tengo cosas que arreglar, yo ya hice lo mío.
Si aparezco en alguna lista, y usted  recobra cierta influencia, no se olvide del favor que le hice.
Le deseo suerte y por última vez, discúlpeme.
-A la mañana siguiente el loco, quiso desayunar con sus compañeros del pabellón, (nos sometemos a las costumbres)  les dijo que se iba, algunos lloraron, otros no entendían, hubo abrazos, recomendaciones y hasta regalos mínimos y artesanales que provenían de los más cercanos.
Se fue.
En la guardia casi sin saludarlo le entregaron su magra mochila, alguna ropa, su reloj pulsera y un par de libros que, quizá por ignorancia, se salvaron de la requisa oficialista a su entrada, se trataba de: “El existencialismo es un humanismo” y “Los intelectuales y la organización de la cultura”, Sartre y Gramsci eran algunos de sus escritores preferidos.
Guardó los cigarrillos y los regalos en la mochila y salió caminando por la antigua calle Vieytes, hoy Dr. Ramón Carrillo.
.En la primera alcantarilla tiró toda la quetiapina suministrada y que nunca había tomado.
Ansiaba encontrarse con su pareja ya en libertad, presuroso caminó hacia el hospital Rawson, habría un teléfono allí desde donde poder llamarla y emocionarla.
A lo lejos percibió el rumor de una muchedumbre que venía en sentido contrario, se detuvo a esperar, ya más cerca vio las pancartas conocidas, banderas de algunos sindicatos, fotos: Perón, Néstor, Eva, Cristina.
Escuchó los cánticos, que tantas veces había entonado: “patria sí colonia no”  “se va a acabar, se va a acabar la dictadura liberal”.
Sintió que su pecho se expandía poco a poco, una ráfaga esperanzadora le inflaba los pulmones, lo visitaban palabras como: recomenzar, renacer, volver…
Al verse bien también pensó: “después de todo le podía haber dicho, gracias”
Sintió que volvía a creer…que el amor y la militancia volvían a encontrarse en libertad, y dichoso se sumó a la marcha.



CJB

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