Ágoraa diario la arena política

realidad en blanco y negro...

Maximiliano Cladakis-Edgardo Bergna editores. Organo de opinión política de Atenea Buenos Aires. Radio Atenea y Agora Buenos Aires

Escriben: Leandro Pena Voogt-

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miércoles, 13 de enero de 2016

El gerente

opinión. Agora...a diario 13/01/2016


Carlos Juan Bianchi

   Vive con opulencia, tiene su casa en un country, autos de alta gama y juega al golf  con amigos con los que comparte juegos e ideologías.

   Es muy cariñoso con su costoso perro de raza.

   Le gusta bailar, baila mal, muy mal pero baila, nunca una zamba o un tango, solo música foránea.

   En cuanto a parejas tuvo varias,  todas lindas, decorativas, se ve que nunca le interesaron otros atributos en la mujer más allá de la belleza física.

   Las separaciones no siempre le resultaron gangas, fueron costosas, es que las parejas al ser despedidas, sabían donde le apretaba el zapato al gerente.

   Sin demasiada cultura ni luces disponibles, ni afinidad con la lectura, ha sabido trepar entre los vericuetos de su moral capitalista y no demasiado santa.

   En su económico ascenso, ha tenido algunos encontrones con la justicia por ciertos negocios que acariciaron el delito de contrabando.

   Amigos influyentes lograron que la ley postergara y finalmente olvidara alguna sentencia condenatoria que había sido esbozada.

   Hoy es un disciplinado  gerente general de una importante corporación económica financiera, estrechamente vinculada a paraísos fiscales, que unta con generosidad a los medios de prensa a través de anuncios publicitarios, para lograr de ellas la necesaria indulgencia frente a acusaciones de artimañas financieras ilegales que la empresa comete.

   Sabe que son sus patrones, quienes disfrutan de la plusvalía que generan los enormes y obscuros negocios de la corporación, y su sueldo, aunque importante, son apenas monedas en medio de esa danza millonaria.

   También sabe, pero calla, que a la empresa la gente no le interesa más allá que como mano de obra y siempre, al menor costo posible.

   Habla poco –hablar no es su fuerte- y cuando lo hace en realidad recita consignas emanadas de los dueños de la compañía.

   Sus subalternos creen que él manda, cuando en realidad él, obedece.
A veces le sugieren tomar algún empleado nuevo e inventarle algún innecesario trabajo, en otros casos debe despedir a otros, que se animaron a señalar las injusticias habituales de la turbia sociedad.
  
La corporación se llama:”El poder real”.
  

Al gerente, si no le gusta llamarlo Mauricio, póngale usted el nombre que prefiera.  
CJB 

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