Ágoraa diario la arena política

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Maximiliano Cladakis-Edgardo Bergna editores. Organo de opinión política de Atenea Buenos Aires. Radio Atenea y Agora Buenos Aires

Escriben: Leandro Pena Voogt-

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domingo, 31 de enero de 2016

Hay que deskirchnerizar la sociedad

opinión. Agora...a diario 31/01/2016



Maximiliano Basilio Cladakis

   “Deskirchnerizar” la Argentina es un imperativo prioritario en esta época. Los vientos de cambio que atraviesan nuestro país tienen por objetivo, entre otros obviamente, eliminar todo vestigio del kirchnerismo como identidad política. El proceso de “normalización nacional” iniciado el 10 de diciembre de 2015 requiere, necesariamente, exorcizar el fantasma de ese populismo izquierdista que fue gobierno durante doce años. La letra “K”, incluso, ha adquirido un sentido teológico y metafísico bien definido: es un símbolo del Mal radical que asoló a la Argentina durante la primera década del siglo XXI.

   Precisamente, la “normalización nacional” es la finalidad esencial del proyecto político, económico y cultural encarnado por la Alianza Cambiemos y, para lograrla, debe eliminar toda huella y rasgo identitario de la “anomalía” kirchnerista (como bien la llamó Ricardo Forster). “Normalizar”, pues, significa hacer retornar  la Argentina al dominio de los grupos concentrados de la riqueza nacionales y transnacionales, de la misma manera que hacer de las palabras de sus voceros intelectuales y mediáticos verdades absolutas. Como supo decir alguna vez un periodista, defensor de todas las dictaduras que ensangrentaron nuestra historia: el kirchnerismo es un cáncer que debe ser extirpado antes de que haga metástasis.

   La extirpación, eliminación y desaparición del kirchnerismo atraviesa varias esferas: desde la detención de militantes al silenciamiento de las voces que supieron identificarse a partir de la letra maldita. Sin embargo, la “normalización” necesita, además, la construcción de una “oposición” normal. La constitución de alternativas electorales y de partidos políticos que dialoguen en una misma sintonía forma parte del complejo entramado de la reconfiguración de la realidad llevada a cabo en este retorno de la Argentina a la normalidad y la cordura. En este aspecto, la oposición es reconocida como tal en tanto se trate de una oposición que comparta una misma visión del mundo: sacralidad del mercado y de la propiedad, reducción del concepto “mundo” a Estados Unidos y Europa Occidental, comprensión del genocidio de los ´70 como una “guerra” y refundamentar, así, la teoría de los dos demonios. Pueden ser “peronistas”, “radicales”, “progresistas”, “socialistas”, nada de eso importa, mientras concuerden que el kirchnerismo está por fuera de los parámetros de la civilidad.

   Por esto mismo, la única resistencia real a este proceso de normalización es a partir del “kirchnerismo”. El “kirchnerismo” es la identidad política que se intenta eliminar y es por ello, que a partir de él, de ese nombre maldito, debemos identificarnos todos los que, sin grises ni gestos de complacencia, nos oponemos a la realidad que la derecha edifica, día tras día, sobre nuestras vidas.
  





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