Maximiliano Cladakis
Edgardo Bergna
opinión. Agora...a diario 21/junio/2015
Nuestra
posición es definitivamente contraria, vale decir, irreconciliable, con la
derecha hoy representada políticamente por todo el ámbito opositor y encarnada
por el Macrismo.
Todo el
sector opositor al Kirchnerismo, y el Kirchnerismo, compiten hoy en el
"mercado" electoral con las mismas herramientas y reglas de juego
impuestas por el "momento" en que se da el tramo final de todo
proceso eleccionario en donde lo
político queda subsumido a la publicidad.
Tiempo donde la acción se reduce únicamente a
la forma (personas o nombres) que a partir del aporte de votos (el candidato
que mas mide en las encuestas) puedan ser portadores de una praxis para que sea
desplegada en forma de decisiones políticas fundamentales, siempre que se
acceda al poder y se gobierne, de ahí la necesidad, en democracia, de que,
quien sea el re-presentante de esas ideas interpele y sea interpelado por las
mayorías. De otra manera quedaría subsumido lo político a la moralidad, buenas
intenciones nunca expresadas en el ámbito de la praxis sin la posibilidad de
acceso al poder.
Momento difícil. Si nos atenemos a las reglas
de la democracia, se subsume lo político
al mercado electoral, se gana y se restablece lo político. Se accede al poder
(ejecutivo) y se gobierna. O se subsume el mercado electoral a las
ideas, y lo político (negamos el electoralismo) y gana las elecciones otro
proyecto quienes compiten democráticamente para restaurar la praxis neoliberal
y subsumir "políticamente" lo político definitivamente a los
mercados.
Es el momento donde impera el repentismo, y
donde el intelectual debe tomar
distancia de estos procesos hasta que se despeje la niebla de
la mera competencia electoral, el intelectual, especialmente el orgánico,
comprometido con un proyecto debe, parafraseando a Hegel, seguir al búho de
Minerva en su vuelo y esperar el momento oportuno para establecer una hipótesis
sobre la coyuntura que por el momento está en la fase antes explicitada. El
ámbito de la acción del intelectual esta en lo político. Su intervención, no
debe ocultar desde donde se interpreta, tanto en lo teórico (universal) cuanto
en lo político-partidario (particular) a la vez que se presenta objetiva y
parcial. No se admite la falacia de la independencia, en tanto que, dejaría a la
supuesta hipótesis sin marco teórico ni referencia en lo real.
El Kirchnerismo ha tenido y tiene que superar
dialécticamente las contradicciones en la dinámica de su proyecto político, es
parte de la lógica donde se despliegan y fortalecen los proyectos, a la vez que
se ubica en el plano dialéctico. De la misma manera el proyecto de la derecha
tiene que afrontar sus propias contradicciones y superarlas.
Los dos proyectos expresados aquí, el
Kirchnernerismo (FPV) y el Macrismo (PRO) son quienes disputan el poder
ejecutivo este año electoral. Son dos proyectos contrarios en la lógica formal
irreconciliables, inconmensurables. O es uno, o es otro. Entre ellos, el único
consenso posible es necesario. Respetar las reglas de la democracia, regla de
la mayoría devenida en pueblo.
Las condiciones fácticas de asumir, en el
marco democrático, la responsabilidad de acceder al poder (ejecutivo) de
construir trama (política) y de mantenerlo (gobernabilidad) las vemos en el
kirchnerismo que ha gobernado desde 2003 restituyendo y ampliando derechos,
sobre todo a las personas más vulnerables desde la perspectiva social,
económica y cultural y a la vez, ha desplegado con sentido de oportunidad y
virtuosamente políticas emancipadoras y relaciones internacionales siempre a
favor del Pueblo de la Nación de quien según nuestra Constitución (el gobierno)
es representante. Por el contrario se nos opone un proyecto que parte de un
marco teórico que se funda en el individualismo y achicamiento del Estado
generando políticas que prosperaron a fines del siglo pasado, recordadas por
los altos índices de desigualdad y pobreza acordes con las órdenes de quienes
se auto-atribuyen la conducción global.
Daniel Scioli no es el candidato a presidente
a quien hubiéramos elegido para la conducción del FPV. Casi cualquiera de los presidenciables que
habían asomado la posibilidad de serlo se ajusta, a nuestro criterio, con más
consistencia ideológica al Kirchnerismo. Con todo, sería necio no admitir que se
podría rehabilitar el concepto de "fórmula" presidencial a partir de
la participación de Carlos Zannini siendo éste el más conspicuo representante
del odre kirchnerista . La decisión de Cristina, creemos, sea la mas afortunada en
esta coyuntura, para la definición y continuidad del proyecto. ¿O no se
sostenía que el candidato era el proyecto? Pues bien, a la luz de lo habilitado
en estos doce años y de lo conseguido, y aún reconociendo la potencia del
presidente, en un sistema presidencialista, sabemos muy bien de la idoneidad del kirchnerismo, para moverse en situaciones adversas y novedosas, anómalas según el concepto de Ricardo Forster. Creemos que seguirá siendo
Cristina quien conduzca, con la intervención de Carlos Zannini , vicepresidente de un Daniel Scioli que estuvo desde el comienzo con
el FPV y estemos o no de acuerdo y aún estando de acuerdo en nada llegó hasta
aquí. Y posiblemente sea nuestra contradicción a superar dialécticamente. Es una
nueva etapa, quizá ahora en el FPV se evidencie lo que se viene sosteniendo
hace años respecto del proyecto. No hay programa que se oriente inequívocamente
a una conclusión la "cosa"
está en el desarrollo, habrá que ver la permanente contradicción dialéctica
entre Scioli y Zannini y su superación. En esto esperamos no equivocarnos.
Por lo demás, tampoco hay demasiadas dudas.
Es volver al siglo pasado con Macri o
sumergirse en una nueva experiencia que no ofrece la red, al menos a la vista,
a la que nos acostumbramos en estos doce años. Lo dijo hace unos días la
Presidenta va a pasar lo que el pueblo quiera.
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