Ágoraa diario la arena política

realidad en blanco y negro...

Maximiliano Cladakis-Edgardo Bergna editores. Organo de opinión política de Atenea Buenos Aires. Radio Atenea y Agora Buenos Aires

Escriben: Leandro Pena Voogt-

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martes, 11 de diciembre de 2012

Una Plaza, una Comunidad, un Pueblo

opinión. Agora...a diario 11/12/2012





Maximiliano Basilio Cladakis

  El acto realizado el domingo fue un acto festivo. Democracia, Diversidad y Derechos Humanos fueron las consignas festejadas y, por las que cuatrocientas mil personas acudieron a la Plaza. Por esas mismas consignas, artistas populares, tanto actores como músicos, de trayectorias y estilos diversos, se hicieron presentes sobre el escenario montado a espaldas de la Casa Rosada. La Presidenta también se hizo presente, a mediados del acto. Habló y entregó los premios que llevan el nombre de la mítica Madre desaparecida a quienes a lo largo de los años han sido relevantes representantes  y defensores de las consignas aglutinantes. Por debajo del escenario, agrupaciones juveniles, partidos políticos, movimientos sociales, organizaciones sindicales, parejas, grupos de amigos, familias, niños, cantaban, aplaudían y vivaban. El calor del inminente verano se fundía con el calor humano. Arriba y abajo del escenario, se gestaba una voz que articulaba la diversidad de voces, no homogenizando las diferencias, sino enriqueciéndose a partir de dichas diferencias.

   Democracia, Diversidad, Derechos Humanos, tres ejes que constituían un colectivo y que hacían que cada individuo se reconociera, en su diferencia, con el otro. Al contrario de los cacerolazos del 8N, en donde cada individuo ejercía su reclamo de manera absolutamente solipsista y en donde la primacía absoluta del “yo” anulaba toda posibilidad de constitución de un “nosotros”, el 9D implicó la emergencia de un “nosotros” que no anulaba al “yo” sino que se daba en una relación dialéctica en donde ambos términos se enriquecían mutuamente. En la Crítica de la razón dialéctica Sartre hablaba de la diferencia entre “serie” y “grupo”. La serie es la suma de individuos que no constituyen una unidad, sino que, hallándose uno al lado del otro, cada uno permanece en su propia individualidad, como una esfera cerrada en la cual comienza y termina el mundo. No hay proyecto común ni idea aglutinadora, sino una mera suma de elementos superpuestos. Ese individuo serializado fue, pues, el actor del 8N. La ausencia de consignas, el reclamo desde el “yo” absoluto (“yo” quiero comprar dólares, “yo” no quiero pagar impuestos, “yo”… al infinito), la incongruencia de las pancartas e, incluso, el estado de psicosis que evidenciaban muchos de sus participantes lo pusieron claramente de manifiesto. En cambio, cuando Sartre habla de “grupo” lo hace para referirse a la unidad que los individuos conforman con un fin común. A esta unidad, Sartre también le da el nombre de “comunidad práctica”, en la cual, cada individuo, desde su particularidad, actúa en pos de una meta común.

  Precisamente, en el 9D, cada uno se identificaba con las consignas homenajeadas. En esta identificación se daba un reconocimiento de la historia pasada pero también un compromiso con la historia por hacerse. Cada historia particular se articulaba con una historia más amplia, con una historia colectiva. Política, arte, cultura, las imágenes transmitidas en la pantalla gigante ubicada a la izquierda del escenario narrando la historia argentina, los aplausos de la gente, los saludos entre los concurrentes, las banderas con la imagen del Che, de Evita, de Perón y de Chávez, el celeste y el blanco, el rojo, los chicos metiendo las patas en la fuente, conformaron una plaza que se historizaba nuevamente como espacio de irrupción de una comunidad ética, política y cultural.

    Esa Plaza, pues, se convertía en una Comunidad y esa Comunidad no era  otra cosa que una nueva manifestación de un Pueblo, de nuestro Pueblo, el Pueblo del que cada uno de nosotros forma parte, reconociéndonos, desde nuestra particularidad, como partícipes de una unidad más amplia, más vasta, en donde los caminos individuales convergen en los gigantescos y sinuosos caminos de la Patria.




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