Natalia Paola Manzano
Silvio Berlusconi, el Cavaliere, logró superar por tres votos la moción de censura a la que se sometió el pasado 14 de diciembre. Es posible afirmar a ciencia cierta que los votos que le permitieron seguir en el gobierno fueron comprados por el octavo enano infringiendo por enésima vez las reglas básicas de la democracia y escupiendo sobre la legalidad así como los policías lo hicieron sobre los manifestantes que llenaron las calles de Roma ese mismo día en repudio a unas políticas que están arruinando la península italiana. La Ciudad Eterna fue teatro de disturbios que no se veían desde, por lo menos, 1977 por su gravedad y violencia. Los que los desataron son los pertenecientes al llamado “Bloque Negro”: asaltaron e incendiaron medios de la policía creando un clima de miedo y de tensión que produjo más de noventa heridos. La derecha no tardó en denunciar a los subversivos culpables de agredir con su vandalismo a los defensores del orden público. Sin embargo muchos datos llevan a concluir que los que produjeron dicha situación no eran sino infiltrados enviados para desacreditar al movimiento popular que lucha en contra de un gobierno oligárquico según un método varias veces experimentado en Italia. La filmación que muestra a un joven asaltando a una camioneta de la policía y luego hablando tranquilamente con otro agente teniendo en sus manos unas esposas como si le pertenecieran constituye uno de los muchos elementos que corroboran lo que no es ya una sospecha sino una triste e indignante realidad.
Silvio Berlusconi había prometido en su campaña electoral una disminución de los impuestos que sin embargo aumentaron. El millón de empleos, que ya se volvió ridículamente proverbial, no se creó en ningún lado y, al contrario, medio millón de trabajadores están en paro estructural y el nivel de desocupación juvenil está en el 30 %. Cada día cierran treinta empresas. Se eliminaron los servicios para la familia y se redujo el fondo para las políticas sociales. Se recortaron ocho mil millones de euros en tres años para las escuelas y 132000 puestos de trabajos entre docentes y no docentes. En lo que atañe a la instrucción universitarias hubo recortes del 20%, se eliminaron los fondos para el derecho al estudio, cada vez hay menos estudiantes, no hay ningún espacio para los investigadores (la reforma Gelmini a punto de aprobarse va a eliminar esta fundamental figura académica), Italia está en el último lugar en toda Europa. El Cavaliere había prometido asimismo un federalismo cercano a los ciudadanos pero en 2011 va a haber recortes de 11000 millones de euros de recursos para el territorio que financian los servicios públicos erogados por ciudades, provincias y regiones. También se recortaron del 30 % los fondos para el transporte público. En la administración pública se bloquearon los contratos durante tres años, se explusaron a 300000 interinos y se recortaron los servicios
Así está la patria de Antonio Gramsci.
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