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Maximiliano Cladakis-Edgardo Bergna editores. Organo de opinión política de Atenea Buenos Aires. Radio Atenea y Agora Buenos Aires

Escriben: Leandro Pena Voogt-

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lunes, 13 de diciembre de 2010

De periodistas y lectores, ¿independientes?

opinión. Agora...a diario 13/12/2010

Carlos Juan Bianchi



Los periodistas son la palabra y la letra de los medios.

Los medios de comunicación que manejan la casi totalidad de la información en el mundo, pertenecen a 8 o 10 familias o corporaciones mediáticas.

Económicamente muy poderosas, forman redes que dominan los diferentes estratos de la comunicación con sus periódicos, revistas, radios, canales televisivos y ciberespacios.

Son básicamente conservadoras y es comprensible, les va muy bien y desean que nada cambie.
Tienen fluidos contactos con los gobiernos que practican una política neo-liberal y con las cúpulas financieras, militares, eclesiásticas y jurídicas que defiendan dicho modelo.

Sus propietarios pertenecen a la oligarquía y a los sectores más reaccionarios de cada país.
­­Las multinacionales se llevan muy bien con ellos y colaboran con los medios a través de las costosas publicidades de sus productos.

Viven bien, ¡vaya si viven bien!, pueden comprar grandes empresas de todo tipo, paraísos fiscales, clubes de futbol, desmesurados latifundios, islas, hoteles 6 estrellas y en tren de comprar, como no van a poder comprar voluntades y aquí, vuelvo a los periodistas.
Las corporaciones necesitan de los periodistas para que ellos divulguen y defiendan a toda costa, la ideología que sustentan, para eso los emplean.

Si  es necesario mentir, ocultar, tergiversar, minimizar o magnificar la información para convencer al usuario, no deben rehusarse, hay que hacerlo y no cuesta mucho, dado que mayoritariamente el lector u oyente, ya domesticado a través del tiempo, suele coincidir con la ideología de la corporación y se dispone a votar, -con frecuencia en contra de sus propios intereses- por la continuidad y el no cambio.

Vuelvo al periodista y me pregunto si es posible un periodismo independiente.
El diccionario esencial de la lengua española al referirse al adjetivo “independiente” expresa: “Dicho de una persona que sostiene sus derechos u opiniones sin someterla a la intervención ajena”.

Bueno, quizá se pueda prescindir hasta cierto punto de la intervención ajena, y digo hasta cierto punto para no caer en la obstinación de no querer reconocer ni escuchar al “otro” en su disenso.
Sin embargo el ser independiente no sería tal, si continuáramos, como oyentes o lectores, siendo dependientes de nuestra propia ideología.

Vuelvo al diccionario y busco “ideología”: “Conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad, época, o de un movimiento cultural, religioso o político.”

Entonces ser independiente sería por un lado prescindir de la intervención ajena, pero por otro, poder emanciparnos de la parte dogmática y prejuiciosa, instilada e impuesta en nuestro propio sistema de creencias, para no terminar siendo “lo que otros quisieron que seamos”.
Cuando hablo de “los otros” me estoy refiriendo a la tierna familia que nos acunó, a la parroquia o el templo donde frecuentamos los primeros rituales, y al  entorno socio-cultural en el que crecimos y al que pertenecemos.

Intento entonces redefinir ser independiente: sería reconocer y asumir nuestra singularidad, comprometida con una ideología que acepta la crítica y reconozca posibles anomalías o matices en el desarrollo del proyecto que apoyamos.

Esta ideología, la del respeto por la alteridad, no la practican los regímenes totalitarios ni la propician las corporaciones mediáticas, y en la otra, en la ideología de la mismidad, que sí defienden las corporaciones, es en donde naufraga la posibilidad de ser independiente.

A estas alturas entonces, creo que la dependencia no está solamente en el periodista cautivo, comprado o creyente del discurso que transmite, sino también en el lector u oyente que no pueda reconocer los variados matices de una verdad.

Finalmente estoy tentado a creer que lo independiente no existe, al menos en el mundo sensible en el que vivimos, quizá debamos visitar el mundo de las ideas para hallarlo, pero ya se sabe, cuando crucemos el río Lethos, lo volveremos a olvidar…




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