Leandro Pena
Hace ya casi un año y medio sino mas, muchos nos preguntábamos que iba a pasar luego de que los grandes poderosos del campo ganaban la pulseada producto de un oportunismo del Sr. Vicepresidente. Discursos apocalípticos aparecían.
La pregunta en muchos era ¿que será del capital político que Néstor Kirchner supo lograr fruto de medidas y decisiones difíciles? Eran difíciles, no precisamente porque se debatía entre bajar sueldos o subir tarifas, sino porque había un sector- y no menor – que sin conocer las ley 125 se presentaba en contra del gobierno.
En aquel momento la opción del gobierno fue defender los pequeños y medianos productores y puso en juego su capital político. La ley no se sancionó y los desprotegidos quedaron a merced de las ganancia de los grandes pooles de siembra ( Al día de hoy la T. de soja 427 USS).
Desde el día miércoles se ha gestado en nuestra ciudad un problema no menor, el habitacional. Viejo tema conocido por varios gobiernos y de soluciones escasas.
Este último ha sido el más nefasto. Los hemos vistos en la calle protestando a muchos “vecinos”, varios de ellos inmigrantes, queridos hermanos Latinoamericanos.
La Ciudad de Buenos Aires ha aparecido desde hace unos meses marcadas por bicisendas- de las que no se ven en V. Sodatti ni en Lugano-, de carteles de señalización y grandes luces que merodean el obelisco y de marcaciones en las calles como las ciudades turísticas que se ven las viejas tiras de Miami Beach. Todas estas cosas tampoco se ven en Lugano, ni en Soldatti.
¿ De que se trata pues entonces? ¿Qué es lo que queremos señalar?
El gobierno de Cristina de Kirchner tiene una mirada distinta de los acontecimientos. Mientras los discursos de Macri son llamando a una niña pobre de Lugano- vaya paradoja- para hacer un Spot publicitario o rodeado de gente en Bicicleta o simulando a Fredy Mercury. La presidenta habla rodeada de las Abuelas y Madres quienes aún luchan con la justicia bajo el brazo para saber algo de sus hijos y sus nietos.
No es la primera vez que se presentan escenarios antagónicos que se reencuentran en espacios diferentes pero en tiempos iguales. Recordemos que en los actos para el Bicentenario la clase media y baja de diferentes lugares, festejaba y compartía en familia una muestra cultural estéticamente nacional y con fuerte contenido histórico.
Mientras tanto el gobierno de la ciudad inauguraba el Colón con música extranjera olvidando compositores como Martha Argerich, Ginnastera y otros clásicos que no hacen más que cultivar nuestra música.
No sólo esto ocurrió aquel día, mientras los sectores populares festejaban por primera vez de música de nuesta historia y donde el pueblo se junto con el pueblo en pos de un hecho cultural. Una clase política con resabios de la vieja clase política de los 90 asomaba por las escalinatas del Teatro Colón. Julio Cobos y Ricardo Fort fueron mostrados – paradójicamente- por TN cuando ingresaban al recinto cultural que ya está en crisis.
Una de esas noches de festejos Cristina de Kirchner había cenado con mandatarios de Latinoamericanos que fueron convocados para el Bicentenario y Mirtha Legrand almorzó con M. Macri en el Teatro Colón días posteriores.
Por último quisiera recordar que en la cena con los políticos la Sra. Presidenta invitó a M. Macri a cenar, para festejar el Bicentenario con todos los gobernadores y figuras políticas importantes. El mismo Macri posteriormente dijo ya en otra ocasión a “Nestor Kirchner hay que tirarlo por la ventana, ya” y ella la señaló casí como la mujer “ de la otra vereda”. Enojos sin dudas, palabras de bronca del Sr. Intendente, pero no hace falta decir nada mas.
No hace falta decir nada más, porque son dos idiomas distintos, dos miradas distintas y oídos diferentes. Se habla de diálogo, consenso y no de “rajar por la ventana” o “sacarlos por la fuerza”. Se mira diferente: se ve gente reclamando educación y vivienda y no se ve negocio inmobiliario frente a un parque descuidado como ninguno. Se escucha la necesidad de la gente y no la necesidad de unos pocos.
Esto es lo que ha hecho la presidente: cambiar los sentidos de nuestro país, el mirar, escuchar y el hablar, esto es lo que también se vio reflejado en el velorio del ex presidente. Mucho respeto, sobriedad y respeto popular, en definitiva lo que diariamente venimos reclamando de nuestra dirigencia política desde hace mucho tiempo.
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