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Maximiliano Cladakis-Edgardo Bergna editores. Organo de opinión política de Atenea Buenos Aires. Radio Atenea y Agora Buenos Aires

Escriben: Leandro Pena Voogt-

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sábado, 5 de junio de 2010

Israel y la tragedia

opinión. Agora...a diario 5/06/2010



Maximiliano Basilio Cladakis

   El último miércoles, Chávez realizó una condena al ataque que el Estado de Israel perpetró contra los buques que transportaban ayuda humanitaria a Gaza. El Presidente de la República Bolivariana hizo hincapié, entre otras cosas, en la posición adoptada por Estados Unidos. "Estados Unidos que está preocupado, imagínese que eso (el ataque) hubiese ocurrido en aguas venezolanas, ya nos hubiesen invadido, estaríamos invadidos, pero como es Israel se le permite de todo, es un Gobierno de doble moral".

   En efecto, el Gobierno Estadounidense no condenó el ataque ni nada por el estilo. Por el contrario, Obama se limitó a decir solamente que se trataba de un hecho “trágico”. Lo que supone hablar de una cierta “inocencia” por parte de Israel. Pues, juzgar a un acontecimiento sólo como “trágico” implica suponer que no hay un culpable bien definido que perpetra un crimen, sino que se trata de fuerzas en tensión que chocan entre sí y cuyo resultado, si bien es nefasto, no hay responsabilidad directa o intencional de nadie.

   No hace falta que nos remontemos a la tragedia griega y a Edipo para observar que lo “trágico” se comprende de esta manera. Basta tan solo con señalar algunos hechos que reciben esta definición Se denominan como “trágicos” acontecimientos que van desde Chernobil hasta el terremoto de Chile. En última instancia, la causa de las tragedias son, o bien la naturaleza, o bien el azar, o bien  un error de calculo, o bien los malos entendidos, o bien el Destino mismo. La tragedia (tal vez no en sentido griego pero sí en sentido contemporáneo) relativiza el poder de la acción humana y, por lo tanto, la posibilidad de condenar a alguien como “culpable”.

   Volviendo a lo dicho por Chávez, sus palabras no hacen más que reflejar un estado de cosas. Las fuerzas israelíes lanzaron un ataque sobre buques que llevaban ayuda humanitaria bajo las banderas de Turquía y de Grecia, asesinaron a mansalva 16 civiles, dejaron decenas de heridos y secuestraron a los tripulantes para luego someterlos a torturas, entre las cuales, además de golpes, se contaron descargas eléctricas. Israel no sólo violó el derecho internacional sino que cometió crímenes de lesa humanidad. Si se hubiera tratado de un Estado, no aliado, sino rival de Estados Unidos, la clasificación de “trágico” de seguro no hubiera existido. Precisamente, el año pasado, Hillary Clinton advirtió a Bolivia y a Venezuela sobre sus relaciones con Irán.  Como se sabe, Estados Unidos considera a Irán una nación terrorista y un peligro para las demás naciones. Sin embargo, Irán no cometió actos como los recién mencionados ni bombardeó un edificio de la ONU como sí lo hizo Israel el año pasado.

   La cuestión es sencilla. Estados Unidos emplea una lógica binaria, donde las acciones  son juzgadas, no en sí mismas, sino por quienes son los que las realizan. Partiendo de la distinción “amigo/enemigo”, un ataque a civiles será catalogado como una “tragedia” o como “una masacre inhumana”.  Sin embargo, esto no es una novedad; acaso ¿la diferencia entre “daños colaterales” y “actos de terrorismo” no se funda en que los primeros  son llevados a cabo por Estados Unidos y los segundos por sus enemigos?



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