Ágoraa diario la arena política

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Maximiliano Cladakis-Edgardo Bergna editores. Organo de opinión política de Atenea Buenos Aires. Radio Atenea y Agora Buenos Aires

Escriben: Leandro Pena Voogt-

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jueves, 6 de mayo de 2010

Adalides del parlamentarismo y la institucionalidad



opinión. Agora...a diario 06/05/2010



Edgardo Pablo Bergna
Maximiliano Basilio Cladakis

Es sabido que, desde hace tiempo, el Gobierno Nacional es acusado de no respetar las instituciones ni la división de poderes propias de un sistema republicano. Es común oírle decir a la “oposición” que el Poder Ejecutivo, en manos de “los Kirchner”, intenta por todos los medios perpretar su hegemonía (en este punto uno podría preguntarse que se entiende por “hegemonía”, ya que la mayoría de las veces da la impresión de que los que hablan de ella nunca leyeron a Gramsci). Al ser este el objetivo último del modo de actuar del oficialismo, tras haberse perdido la mayoría parlamentaria en las últimas elecciones, se recurriría a los vetos presidenciales y demás formas “poco republicanas” para impedir el correcto funcionamiento del Congreso.

A estas acusaciones, se las podría responder, desde una perspectiva teórica, de varias maneras. Por un lado, se podría decir que si bien tenemos un sistema de gobierno republicano, se trata, también, de un sistema presidencialista, donde, en el caso de los vetos presidenciales, estos son una herramienta que la misma Constitución le otorga al Poder Ejecutivo. En un sistema presidencialista, aunque parezca una verdad de Perogrullo se vuelve necesario aclararlo, es el Presidente (o Presidenta) quien toma las decisiones últimas. Modificar esto implicaría realizar una reforma constitucional y, a partir de dicha reforma, plantear un sistema parlamentario del tipo europeo. Sería absolutamente legítimo proponerlo. Pero, claro, recordemos también, que varios de los que condenan el “avasallamiento institucional” que el Gobierno Nacional lleva a cabo día tras día, son los mismos que justificaron el golpe a Zelaya esgrimiendo el argumento de que el mandatario hondureño intentó realizar una consulta popular sobre la posibilidad de un plebiscito para reformar la Constitución de ese país ¿podrían, entonces, aceptar, sin contradecir su juicio sobre la situación de Honduras, una reforma a la Carta Magna? Si el oficialismo planteara la posibilidad de una reforma de este tipo ¿no sería dicho acto condenado como un nuevo golpe a la institucionalidad? Por otro lado, también se podría responder a las acusaciones sobre la tan nombrada “falta de institucionalidad” hilando un poco más fino. Se podría plantear la tesis de Laclau sobre la relación intrínseca entre el discurso institucionalista y el conservadurismo. También se podría mencionar a Marx, a Sartre y a Althusser para señalar la forma en que las instituciones representan el medio de legitimación de las clases dominantes, y que, por tanto, la sacralización de las instituciones no es otra cosa que la sacralización de los intereses de dichas clases, etc.

Sin embargo, no es necesario tanto esfuerzo. Para responder a las acusaciones de la “oposición” no hace falta ni realizar un estudio comparado de las distintas constituciones latinoamericanas, ni llevar a cabo una exégesis de El capital, o de la Crítica de la razón dialéctica, o de La razón populista. Basta tan sólo con ver como se comportan los adalides del institucionalismo y del parlamentarismo (que hoy parecen ser sinónimos), cuando el Congreso no decide como ellos desearían que lo haga; ya que si bien, supuestamente, es el Poder Ejecutivo el que intenta frenar el correcto funcionamiento del Congreso, en estos días, fueron dos legisladores de la “oposición” los que no aceptaron la decisión de sus pares y recurrieron a esferas muy alejadas del Congreso para tratar de imponer su voluntad.

Por un lado, Elisa Carrió presentó un recurso de amparo contra la designación de Mercedes Marcó del Pont como Presidenta del Banco Central. Hace unas semanas, el Senado había aprobado el pliego de dicha designación, con 35 votos positivos frente a 34 negativos. Sea por un voto o por diez, la decisión del Senado fue clara: Mercedes Marcó del Pont es la nueva Presidenta del Banco Central. Sin embargo, parece que el amor de Carrió hacia la judicialización de la política, es más grande que él que dice profesar por el republicanismo y el Congreso. Directamente hizo oídos sordos a lo dictaminado por la Cámara Alta, ya que ella no concordaba con el resultado. No es de extrañar, es sabido que la diputada de la Coalición Cívica siempre se desempeñó mejor escandalizándose en los tribunales que haciendo política.

Por otro lado, tenemos la reacción de Pino Solanas ante la reapertura del Canje para los tenedores de bonos argentinos. Desde hace un tiempo, puede verse que el ex referente artístico del “Movimiento Nacional y Popular” se ha ido pareciendo más y más a la diputada recién mencionada. Invitado permanente de TN, gestos adustos y magnánimos, discursos donde la política es anulada bajo la primacía del escándalo moral, profecías apocalípticas no cumplidas (a principios del año pasado había asegurado que en unos meses el Gobierno Nacional iba a llevar un plan de ajustes), miradas cómplices con la teleaudencia, incluso hasta viven en el mismo barrio, es decir, Vicente López. Este parecido llegó a su apoteosis el martes. En el momento axial de la negociación que el Gobierno Nacional estaba llevando a cabo, el cineasta devenido en diputado, envió una carta a la Presidenta de la Comisión de Valores de Estados Unidos Mary Schapiro para advertirle que hay irregularidades en lo que hace a los bonos y que los inversores corren el riesgo de entrar en el canje y después no cobrar. Más allá de la preocupación de Pino por los intereses de los bonistas estadounidenses, lo que cabe resaltar es el argumento empleado, el cual sostiene que “el canje no ha sido expresamente autorizado por el Congreso y los bonos en cuestión están siendo investigados por la Justicia Federal”. Con respecto a lo primero, sólo vale decir que es falso. La reapertura del canje fue aprobada por el Congreso en noviembre del año pasado. Que no se trate del Congreso del que él forma parte, ya que asumió unos días después, es otra cuestión. Con respecto a lo segundo, seguimos con la judialización de la política. Solanas se ha vuelto tan afecto a ella como Carrió. Y ahora también ha adquirido su obsesión por mandar cartas al extranjero para que las potencias intervengan, de una forma u otra, en la política nacional, sumándose a esa larga tradición que se inicia con Sarmiento, sigue con la Unión Democrática y llega hasta nuestros días representada muy cabalmente por la “oposición”.

Tanto Elisa Carrió como Pino Solanas, son presentados como máximos exponentes de la institucionalidad y como grandes enemigos de la “ambición hegemónica” del kirchnerismo. Sin embargo, cuando el Congreso dictamina de manera contraria a sus posiciones, no tienen pruritos en hacer lo que sea para que lo dictaminado no se lleve a cabo, sea recurriendo a la Justicia o sea recurriendo al poder financiero internacional. Unos párrafos atrás, dijimos que, para responder a las acusaciones de la “oposición”, no hacía falta hablar de Marx, de Sartre o de Laclau. Es una lastima, si hubiera un poco más de coherencia de su lado, podrían darse debates más interesantes, y no estar siempre señalando las incongruencias de los “institucionalistas”. Pero, en fin, mientras la “oposición” sea esta “oposición”, la esperanza de discutir cuestiones más “profundas” no parece ser más que un deseo vano.




2 comentarios:

made atom dijo...

Para muchos, el Estado no es mas que una herramienta para llegar a algún objetivo político determinado. Lo que nos diferencia a nosotros de ellos son esos mismos objetivos.

Maximiliano dijo...

Damián

Estoy de acuerdo con vos. En última instancia, la diferencia radica en que ellos conciben al Estado como un instrumento de articulación de los intereses de las corporaciones económicas nacionales e internacionales (oligarquía, oligopolios mediáticos, capital financiero transnacional), mientras nosotros concebimos al Estado como aquello que debe velar por el bien del Pueblo y por la integración de todoso los argentinos en una sociedad más justa y equitativa.

Nos estamos viendo.

Saludos.