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Maximiliano Cladakis-Edgardo Bergna editores. Organo de opinión política de Atenea Buenos Aires. Radio Atenea y Agora Buenos Aires

Escriben: Leandro Pena Voogt-

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lunes, 25 de enero de 2010

La Restauración Conservadora y las políticas de Derechos Humanos


opinión. Agora...a 25/01/2010



Edgardo Pablo Bergna
Maximiliano Basilio Cladakis

La nota de Horacio Verbitsky que ayer publicó Página 12, no hace sino confirmar lo que venimos diciendo desde hace tiempo: lo que está en juego en la Argentina no es una mera disputa partidaria ni de diferencias menores o formales. Lo que en verdad está en juego son dos modelos de país diametralmente opuestos. Por un lado, el Proyecto Nacional y Popular encabezado por la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Por otro, el modelo conservador-liberal del cual, desde la “centro-derecha a la “centro-izquierda”, son voceros los integrantes de la “variopinta” oposición.

   En la nota mencionada, Verbitsky realiza un informe sobre los lazos que el ex senador, devenido inexplicablemente en presidente, está tendiendo entre las fuerzas armadas, principalmente los sectores más conservadores, y entre los apologetas civiles de la última dictadura. Es sabido que el ex vicepresidente de Menem considera una aberración los juicios a los genocidas  llevados a cabo tanto por el actual gobierno como por el anterior. La frase que lanzó la semana pasada fue tajante: “se está humillando a las Fuerzas Armadas”. A esto hay que sumar, también, el plan de que las Fuerzas Armadas cumplan un rol que les veda la ley. Es decir, operar  en asuntos de “seguridad” interna. Lo que propone Duhalde es declarar el Estado de Emergencia Nacional y, tras realizar un censo de delincuentes juveniles (quien escribe se pregunta cómo se haría esto, qué método se emplearía para censar y discernir entre jóvenes “delincuentes” y jóvenes “no delincuentes”), someter a estos últimos a una conscripción obligatoria.

   Esto señala que la Restauración Conservadora no es un “invento” de Carta Abierta como se dice desde algunos medios. Sin embargo, si, en un primer momento, alguien pudo haber pensado que dicha restauración versaba solamente en un sentido estrictamente económico, se equivoca. No se trata únicamente de un regreso al neoliberalismo noventista. Por el contrario, se trata también de terminar con la “demonización” que “este Gobierno” ha realizado de la última dictadura. No es algo aleatorio que ambos deseos vayan unidos. Las políticas de derechos humanos, al menos en nuestro país, se corresponden necesariamente con las políticas económicas.

   En nuestra historia, las Fuerzas Armadas han sido siempre la fuerza de choque de las corporaciones económicas, tanto nacionales como extranjeras. Cada golpe de Estado, se trate del año ´30, del año ´55, o del año ´76, han tenido como fin asegurar el mantenimiento del modelo económico conveniente a los intereses de la oligarquía vernácula y del capital financiero transnacional. Por lo tanto, si ha habido una política revolucionaria llevada a cabo por los dos últimos gobiernos, esta ha sido la política de derechos humanos. No sólo por ser las más avanzadas del continente, sino también por representar un giro de ciento ochenta grados en lo que hace a la lectura política de la historia argentina.

   Sin lugar a dudas, el juicio a las juntas llevado a cabo durante el alfonsinismo representó un antecedente importante. Si bien sólo se enjuició a las Fuerzas Armadas, el contexto ideológico-cultural responsabilizaba a los actores civiles de la Dictadura (como, por ejemplo, se ve en La República Perdida). Sin embargo, existía cierta ambigüedad al respecto. No hay que olvidar la “teoría de los dos demonios” y la intransigencia con respecto a la insurrección armada, con la consiguiente falta de comprensión de las causas reales de la llamada “violencia política”. En este sentido, el kirchnerismo representó la superación de dichas ambigüedades, profundizando más en las causas económico-sociales que llevaron al genocidio y denunciando, también, a los actores civiles que participaron en este. Prueba de esto último, es que hasta un sacerdote fue juzgado y condenado.

    Esta alianza entre las clases dominantes y las Fuerzas Armadas hace que la profundización de las políticas de derechos humanos conlleve necesariamente al socavamiento del poder hegemónico de las primeras. Pues, al profundizar dichas políticas se desmorona la fantasía de que el genocidio fue obra de un “grupo de desalmados” que asaltó el poder convirtiéndonos en víctimas a todos los civiles. Por el contrario, se revela que los perpetradores físicos de los crímenes de lesa humanidad encontraban en determinados sectores sociales el aval para su tarea de muerte y terror, sectores que, a su vez, se vieron beneficiados por el modelo económico impuesto a través de secuestros, homicidios y torturas.

   En efecto, la  dinámica de las fuerzas en conflicto que constituyen nuestra historia, hacen que, de la misma manera en que un Gobierno de carácter progresista y popular necesariamente deba enfrentarse a los responsables del genocidio, los sectores dominantes y sus representantes políticos deban legitimar de alguna manera a estos últimos. Ceder o enfrentar al poder económico implica ceder o enfrentar a los crímenes realizados por el terrorismo de Estado, y viceversa. No es casual, por tanto,  que Alfonsín haya cedido a los grupos económicos, a  los que supo resistir en los primeros años de su mandato, casi instantáneamente después de establecer las leyes de “punto final y obediencia debida”; como tampoco es casual que Menem, quien gobernó diez años para estos grupos económicos, haya sido quien declarara los indultos a los represores.

   Los crímenes de lesa humanidad no fueron actos contingentes, sino que formaron parte de un plan estratégico para eliminar toda resistencia a un modelo económico que padecimos por décadas. Es por eso que los defensores actuales de dicho modelo necesitan salvaguardar el “honor mancillado” de aquellos que, en su momento, supieron ser útiles. Se trata de una lucha por la memoria histórica, memoria que no se agota en un modo de pensar el pasado, sino que se proyecta ineludiblemente sobre el presente, como así  también sobre el futuro. La Restauración Conservadora intenta legitimar el pasado para continuar legitimando ad eternum los intereses que representa.




5 comentarios:

Ester Lina dijo...

Hace 6 años que el País avanza y se consolida un modelo que es Argentino, y que va logrando mayores niveles de independencia.
Pero hay una oposición mediática que destruye logros como éstos:
Se reestructuró la deuda externa con quita inédita a nivel mundial del 64%, alargamiento a 30 años y la mitad nominada en pesos, no en dólares. Se le impidió condicionamientos al FMI. Nos alejamos del ALCA para construir el MERCOSUR. Cambiamos el modelo financiero, de especulación por el productivo.
Hay superávit fiscal y comercial. Hoy hay más de U$S 50.000 millones de reservas en el Banco Central (recordemos que Néstor Kirchner asumió con 9000 millones)
Se sigue avanzando en políticas de Derechos humanos. Se ha depurado la Corte Suprema de Justicia.
Se ha reducido notablemente la desocupación y han aumentado los sueldos. Las jubilaciones obtuvieron 13 aumentos consecutivos por decreto. En más de 5 años de Gobierno no se produjeron ajustes de salarios ni recortes. No se produjo ninguna quiebra del sistema financiero ni de Bancos.
Se ha recuperado el rol del Estado, que ahora tiene en su órbita a las Jubilaciones (todas), Correos, Aguas, transporte aéreo, astilleros, algunos ramales ferroviarios, la fábrica de aviones de Córdoba y el canal Encuentro.

Parece que el modelo peor, el de la restauracuión conservadora fuera el que se propician. Porque aparece en la tele todo el santo día. Entonces sobresalen los que robaron y mataron, los que deshuesaron al Estado nacional,los que primero congelaron y luego bajaron las jubilaciones, los que inventaron y se beneficiaron con la deuda externa, crearon la “patria financiera” , destruyeron las leyes laborales, huyeron cada vez que gobernaron, fueron autoritarios siempre que les convino, fundieron la industria nacional, inventaron la hiperinflación.
Supongo que a la hora de comparar, está claro que hay UN solo modelo válido, y que es el nacional y popular. Yo me juego por él...
Saludos

Maximiliano dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Maximiliano dijo...

Mona:

Concuerdo plenamente con lo que decís.Como está a modo de epígrafe en el blog, hay momentos históricos en que sólo existe la posibilidad del blanco o del negro, donde no hay lugar para los grises. Este es uno de ellos. Hoy se trata del kirchnerismo o de la
restauración que desea llevarnos nuevamente a las épocas más negras de nuestra historia. Con todo, el apoyo al kirchnerismo no sólo debe tener en cuenta lo que hay del otro lado, sino también se debe comprender que esta es la fuerza que, siendo Gobierno, realizó las políticas más progresistas y populares de los últimos sesenta años.

Saludos.

Maximiliano Basilio Cladakis

unamujercualquiera dijo...

Hola Maxi soy Alicia Ya ando paseando por acá También conozco a Mona (y no es por casualidad)...te estaré leyendo...Saludos

unamujercualquiera dijo...

me olvidaba !!hay un blog de otro compañero de la unsam: www.goliardo-argentino.blogspot.com Visitalo está bueno.