Ágoraa diario la arena política

realidad en blanco y negro...

Maximiliano Cladakis-Edgardo Bergna editores. Organo de opinión política de Atenea Buenos Aires. Radio Atenea y Agora Buenos Aires

Escriben: Leandro Pena Voogt-

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martes, 9 de marzo de 2010

Memoria y Verdad

opinión. Agora...a diario 09/03/2010



Maximiliano Basilio Cladakis

    La reconstrucción de la memoria como posibilidad de emergencia de la Verdad; el pasado como un hueco que corroe el presente y el futuro; la imposibilidad de mirar hacia delante sin cerrar las viejas cuentas; la justicia comprendida como un desvelamiento de lo oculto, de lo no dicho, de aquello que permanece envuelto por un manto de niebla y que hace indigna la vida. El secreto de sus ojos narra una historia; sin embargo esa historia no se agota en una mera sumatoria de tres o cuatro vidas, esa historia es nuestra historia, la historia de nuestra sociedad, de nuestro pueblo.  El valor de la obra radica en eso, poco y nada cuenta el Oscar. Una obra de arte, como decía Heidegger, es tal en tanto revela un mundo. Y el mundo narrado en El secreto de sus ojos es nuestro mundo.

   Ahora,  nos encontramos en marzo del 2010. Tan solo unos pocos días nos separan de la Fecha Negra que la película no narra, pero sí anuncia.  Así como la vida del protagonista quedó detenida en ese momento en que partió en un tren hacia el norte, nuestra vida también quedó detenida en los llamados “años de plomo”. Pasaron 34 años, sin embargo, entre aquel Horror inefable y nosotros no hay tiempo, no hay separación, porque ese Horror no aconteció en un tiempo pasado, sino que acontece hoy, es un presente perpetuo, que se repite instante tras instante. Las torturas, las mutilaciones, los cuerpos sin alma flotando en el río, la negación de la humanidad, la reducción del hombre a un despojo de carne maltrecha, pesan sobre nosotros como una cruz más pesada que la cargada por Cristo. Es el agujero sin fondo de nuestro pasado, y es, también, el agujero sin fondo de nuestro presente y de nuestro futuro. Treinta mil desaparecidos que nos observan en cada momento, treinta mil desaparecidos sobre los que se fundan todos nuestros actos.

    “Hay que olvidar el pasado y mirar hacia delante”. Quienes dicen esto, no buscan más que perpetuar eternamente ese pasado. Perpetuar eternamente el pasado es perpetuarse ellos mismos eternamente: perpetuar sus días de gloria, sus años de belleza, continuar consolidándose como modelos de poder y virtud. Que las arrugas no asomen, que los pechos y las nalgas no se caigan, que su complicidad no sea juzgada, que la virilidad jamás dé paso a una impotencia vergonzante. Sin Memoria no hay Verdad, sin Verdad no hay Justicia, sin Justicia no hay futuro, sólo resta un presente eterno que no es otra cosa que un pasado eterno.

   Hablar de democracia y al mismo tiempo reclamar “perdón y olvido” es volver indigna a la democracia. De la misma forma, si una sociedad huye de su pasado, dicha sociedad es indigna del futuro. Como en la película de Campanella, únicamente podremos ser dignos de tener un futuro cuando miremos de frente el pasado y, desde las entrañas mismas de nuestra Memoria, la Verdad se establezca sin ningún tipo de condiciones.
       




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