Opinión Agora... a diario 3 de Junio de 2009
Maximiliano Basilio Cladakis
“Mauricio Macri designó como director del Instituto Superior de Seguridad Pública (la academia de la futura policía porteña) al abogado y académico Daniel Pastor, convencido crítico de los organismos de derechos humanos y defensor de la prescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad. “La imprescriptibilidad, que contradice todo humanismo, es la contraparadoja del Estado constitucional de derecho. Es el caso en el cual este artificio vuelve a ser omnipotente y levanta una de las barreras que él mismo había creado como límite infranqueable a sus poderes”, dice en un artículo publicado en el sitio digital El Dial. En otros escritos, cuestionó fallos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en el caso de la masacre de Barrios Altos (en Perú) –que fue uno de los fundamentos para la anulación de las leyes de Punto Pinal y Obediencia Debida– y en el caso de la muerte de Walter Bulacio, que Pastor califica como “infortunio”, ya que “no se produjo por los malos tratos de la policía sino por otra circunstancia”. También cuestionó duramente la decisión del gobierno de Néstor Kirchner de someter a la consulta pública la designación de los miembros de la Corte Suprema, a la que calificó como “normativa cabalmente populista”. Los polémicos artículos han sido replicados por el abogado Leonardo Filippini, del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), y criticados por organismos de derechos humanos”.
“Mauricio Macri designó como director del Instituto Superior de Seguridad Pública (la academia de la futura policía porteña) al abogado y académico Daniel Pastor, convencido crítico de los organismos de derechos humanos y defensor de la prescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad. “La imprescriptibilidad, que contradice todo humanismo, es la contraparadoja del Estado constitucional de derecho. Es el caso en el cual este artificio vuelve a ser omnipotente y levanta una de las barreras que él mismo había creado como límite infranqueable a sus poderes”, dice en un artículo publicado en el sitio digital El Dial. En otros escritos, cuestionó fallos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en el caso de la masacre de Barrios Altos (en Perú) –que fue uno de los fundamentos para la anulación de las leyes de Punto Pinal y Obediencia Debida– y en el caso de la muerte de Walter Bulacio, que Pastor califica como “infortunio”, ya que “no se produjo por los malos tratos de la policía sino por otra circunstancia”. También cuestionó duramente la decisión del gobierno de Néstor Kirchner de someter a la consulta pública la designación de los miembros de la Corte Suprema, a la que calificó como “normativa cabalmente populista”. Los polémicos artículos han sido replicados por el abogado Leonardo Filippini, del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), y criticados por organismos de derechos humanos”.
Videla, Eduardo, Página 12, 3 de junio de 2009
La elección de Macri no es aleatoria. Nada en Macri lo es. El recorte a los maestros, los parapoliciales encargados de embestir durante la noche a los sin-techo, los incontables desalojos, el cuidado y reparación de las calles del microcentro, los subsidios dados a la educación privada. Y ahora esto. El director de la Academia de la futura policía porteña es reconocido a partir de su labor como crítico de las organizaciones de DDHH y por negar crimenes de lesa humanidad. No se trata de piezas aisladas; por el contrario, se trata de elementos que conforman un mismo sistema, una misma ideología (por más que Macri y sus seguidores renieguen del término). Perjuicio de lo público, beneficio a las entidades privadas, más exclusión a los excluidos, represión, fuerzas de seguridad preparadas para criticar con las armas (como aquella crítica de la que hablaba Marx, pero en sentido opuesto) los derechos humanos, calles limpias y arregladas que alegren la vista de las señoras de Barrio Norte. Ese sistema, esa ideología, ese modelo (porque las políticas de Macri, efectivamente, nos muestran que hay dos modelos) es el neoliberalismo. Riqueza para pocos; miseria, analfabetismo y “palos” para todos los demás.
El lema de campaña de Macri era: “Va estar bueno Buenos Aires”. Tal vez, Buenos Aires vaya a estar bueno, siempre y cuando uno no sea pobre, ni “negro”, ni vaya a caer en manos de la Nueva Policia.
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