Maximiliano Basilio Cladakis
Los itinerarios por los que transita la historia tienen siempre
algo de inexcrutables. Se trata de senderos extraños, donde lo
impesado se manifiesta, a veces, bajo el modo de lo terrible y
demoníaco, otras, las menos, como dirupciones que parecieran estar a
un paso de redimir los tiempos.La historia no es, pues, en forma
alguna un proceso lineal y progresivo, capaz de ser previsto por la
razón y el cálculo. Esas no son más que ensoñaciones de un
optimismo embriagado, superfluo, esteril, alejado y alienado de la
existencia concreta de los hombres sobre el mundo. Sin embargo,
tampoco se trata del Eterno Retorno de lo Mismo, de la repetición
permanente y cíclica de lo acontecido. La verdad de la historia se
manifiesta en la forma de un zig zag, de contradicciones que se
superan para luego volverse a constituir, de superaciones parciales,
de progresos parciales, de retrocesos parciales.
Una de entre tantas interpretaciones que podrían darse al 25 de
mayo de 1810 es el de de ser el intento de institución de una
comunidad política. Una comunidad política implica necesariamente
el concepto de autonomía. Esto ya lo sostenía Aristóteles hace
casi dos mil quinientos años. La comunidad política sólo puede ser
en tanto autonomía. En este sentido, la heteronomía (la ley
proveniente del Otro) anula la posibilidad de dicha institución. En
el caso de 1810, el desplazo de un virrey y la constitución del
Primer Triunvirato pueden leerse a partir de esa clave: hacer nacer
una comunidad política desplazando lo heterónomo para afirmar la
autonomía; autonomía y heteronomía son, pues, conceptos
antagónicos. Bien podría leerse el devenir de nuestra historia como
el depliegue agonal de estos dos polos de disputa. El imperialismo
económico ingles, la posterior subordinación a los Estados Unidos,
las dictaduras, las proscripciones políticas son modos de
heteronomizar a la sociedad argentina e imposibilitar su
transfiguración en una comunidad política propiamente dicha. De
igual modo, pero en dirección contraria, las luchas populares, los
gobiernos progresistas, reformas como las del ´18, el Cordobazo,
etc., fueron momentos de disrupción con los poderes heterónomos e
instituyeron, cada cual a su manera, modos de autonomía comunitaria.
Los itinerarios de nuestra historia se encuentran atravesados por
esta oposición . Fenómenos que, en nuestra existencia concreta, no
dejaron ni dejan de manifestarse de manera ambigua, paradojal y
contradictoria.Este 25 de mayo, por ejemplo, nos encuentra haciendo
frente a la posible subordinación a los dictámenes del Fondo
Monetario Internacional a partir de una decisión del actual
gobierno. Paradojicamente, ha sido el electorado en el ejercicio
autónomo de sus responsabilidades y derechos cívicos el cual ha
llevado al poder a un gobierno cuyo uno de sus fines pareciera ser el
de entregarnos al dominio de un Otro sepultando toda posibilidad de
autodeterminación sobre nuestros destinos como nación.
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