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realidad en blanco y negro...

Maximiliano Cladakis-Edgardo Bergna editores. Organo de opinión política de Atenea Buenos Aires. Radio Atenea y Agora Buenos Aires

Escriben: Leandro Pena Voogt-

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lunes, 20 de noviembre de 2017

Escepticismo y realidad

opinión. Agora...a diario 20/11/2017




Maximiliano Cladakis

El filósofo danés Søren Kierkegaard señalaba que la fe auténtica, radical, se fundamenta en el absurdo. Lo absurdo no es otra cosa que lo que se presenta como imposible, aquello de lo que la realidad vigente no brinda atisbo alguno de realización. El acto de fe de Abraham, sobre el que el filósofo discurre en Temor y temblor, no tiene ningún sentido desde una visión del mundo que comprende lo real como aquello que efectivamente “es” y de lo que puede esperarse que “sea”.

En este sentido, la fe aparece en oposición con lo que es y con lo que “el rumbo natural de las cosas” señala que será. La definición clásica que realiza el cristianismo acerca de la fe como “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” es clara. Certeza de lo se espera, convicción de lo que no se ve, ambas construcciones ponen en juego una dialéctica entre lo que es y lo que no es, entre el ser y el no ser. Jean Paul Sartre sostenía que la esencia de la acción humana radicaba en elegir el no ser por sobre el ser. La acción pues, implica una negación del mundo, un negación de la forma en que este se encuentra constituido en pos de lo que aún no es.

El pesimismo vulgar y el llamado “realismo político” tienden a sacralizar lo que es. La sacralización del ser anula toda posibilidad de transformación de lo real al tiempo que reduce lo real a lo ya realizado. El pesimismo vulgar encubre una toma de partido, una elección por la forma en que se encuentra constituido hoy el mundo. Muy probablemente acepte que el mundo es injusto, sin embargo “las cosas son así y siempre serán así”. Desde esta perspectiva, todo intentó de transformar el mundo es un absurdo. Y tiene razón.

Es absurdo porque lo absurdo es lo que aún no es y lo que, desde la lógica de lo que es, tampoco será. Precisamente, de lo que se trata es de elegir el no ser por sobre el ser. Como señalan Mariategui al hablar del “pesimismo de la realidad y optimismo del ideal” y Antonio Gramsci al mencionar el “pesimismo de la razón y el optimismo de la voluntad” toda acción que intenté engendrar un mundo más justo, más equitativo, más vivible, tiene que negar lo que es, ser pesimista con respecto al estado actual del mundo, pero en ese mismo movimiento de negación debe afirmar ese mundo que no es pero que se desea. Precisamente, en esa opción por lo que no es, más aún, en ese compromiso radical con lo que no es, la realidad se modifica, lo establecido comienza a corroerse y lo que no es comienza a ser.

En los terribles tiempos que estamos viviendo, elegir por lo que no es, se vuelve un deber moral, una obligación para con nosotros mismos y para con todos los que padecen hoy un sistema de dominación, de miseria y de exterminio. La realidad, pues, no es solamente lo ya realizado, sino, también, lo que realizamos nosotros.



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