Maximiliano
Basilio Cladakis
El eje de las elecciones legislativas que
acontecerán en unos días no se despliega sobre una mera disputa entre partidos
en el sentido burocrático-formal del término. Tampoco se trata de una disputa
entre personalidades individuales, a modo de un reality televisivo,
donde lo que se premia o castiga es la simpatía o antipatía hacia una candidata o candidato,
tal como si se tratase de “estrellas mediáticas”. Comprender la esencia de las
próximas elecciones a partir de la primera forma o de la segunda es enmascarar
el núcleo que constituye la disputa real que
se desarrolla en nuestro país.
La antinomia entre neoliberalismo y
democracia es el suelo fundamental sobre el que discurre el devenir político de
la Argentina, cualquier otro eje de disputa es absolutamente secundario. Las
identidades políticas tradicionales, se trate del peronismo o del radicalismo, se
diluyen en la forma de ornatos que sólo adquieren significado a partir de la
toma de posición dentro del agon
entre los dos polos de oposición mencionadas. Neoliberalismo y democracia son
las alternativas sobre las que deberemos elegir. Elegir un sello, una bandera,
una simpatía personal es, o bien ignorar lo que realmente está en juego, o bien, ser cómplice de un ocultamiento
deliberado acerca del posible devenir de nuestro país.
Dentro de poco tiempo, se cumplirán dos años
del triunfo de la Alianza Cambiemos en las elecciones presidenciales de 2015.
Ese triunfo significó la reinstitución del proyecto neoliberal en nuestro país.
Dicha reinstitución estuvo signada por el cercenamiento progresivo de derechos.
Aconteció, y acontece, pues, un proceso permanente
de cercenamiento de la democracia. Despidos masivos, pauperización del poder adquisitivo de las grandes mayorías,
desmantelamiento de la educación y de la salud públicas, presos políticos, represión, llegando, incluso, a suceder lo
impensable: la desaparición forzada de personas. Se trata de algunos de los
síntomas de una época marcada por el triunfo del neoliberalismo en nuestro
país.
El
sentido de las próximas elecciones, por tanto, es el de dar o no el aval a este
proceso de consolidación del neoliberalismo y su consiguiente proceso de
aniquilación de la democracia. Si bien puede sonar paradojal y contradictorio
decir que, en una elección democrática, está en juego la democracia misma, se
trata de una dilema real. La reducción del concepto de democracia a la elección
de cargos públicos cada dos años es una de las estrategias del poder real (el
neoliberalismo es la transfiguración del mundo de acuerdo a los deseos de ese
poder real, la creación de un mundo a su imagen y semejanza) para socavar los
cimientos de la democracia. Las elecciones son condición necesaria pero no
suficiente para el despliegue de una vida democrática auténtica.
La democracia es un sistema no sólo de
elección de funcionarios sino, también, un sistema de derechos: derecho al
trabajo, derecho a expresarse libremente, derecho a la educación, derecho a la salud,
derecho a una vivienda digna. Hoy mismo, al cercenar varios de estos derechos,
la Argentina se encuentra en una zona difusa donde la democracia de origen fluctúa
hacia una especie de tiranía o dictadura del mercado, sin anular por ello el
proceso eleccionario clásico del sistema democrático de acceso a cargos
públicos.
En este sentido, Unidad Ciudadana es la
única oposición real, efectiva, verdadera, al proceso de desmocratización de
nuestras vidas, la única alternativa, hoy, al avance irrefrenable del
neoliberalismo. Pues no se trata solamente de “hacer frente” a la Alianza
Cambiemos. Dicha alianza, como sus
funcionarios, no son otra cosa que figuras que responden al poder real, figuras
que pueden ser reemplazables. El
oficialismo es el neoliberalismo, no un
simple partido político, y dentro del oficialismo hay otros partidos además del
hoy gobernante. Por un lado, se encuentran aquellos que potencialmente podrían
ser reemplazantes del actual gobierno en el futuro para continuar el mismo
proceso de desmantelamiento de la democracia. Por otro, se encuentran también
algunas fuerzas minoritarias que sirven al neoliberalismo distrayendo la
atención, haciendo oposición a la oposición real. Tanto unos como otros cumplen
su función dentro del despliegue del poder real en su proyecto de instaurarse.
La elección por la democracia, hoy, es la
elección por Unidad Ciudadana.
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