Ágoraa diario la arena política

realidad en blanco y negro...

Maximiliano Cladakis-Edgardo Bergna editores. Organo de opinión política de Atenea Buenos Aires. Radio Atenea y Agora Buenos Aires

Escriben: Leandro Pena Voogt-

**********************************************************************************************

jueves, 7 de septiembre de 2017

Todos somos Santiago

opinión. Agora...a diario 07/09/2017




Maximiliano Basilio Cladakis

“Todos somos Santiago”: la sentencia puede sonar a frivolidad, asemejarse a un mero y banal significante vacío, como tantas veces lo han sido frases semejantes. Sin embargo, esta vez, la frase puede deshilvanarse en una trama de significaciones que se abren hacia las dimensiones más profundas de nuestras existencias particulares y comunitarias. Es obvio que, rigiéndonos por el principio de identidad lógico-formal, en tanto particular, nadie es Santiago Maldonado más que él mismo. Así y todo, en la acuciante pregunta “¿Donde está Santiago Maldonado?”, el clamor nos hace dirigirnos hacia nosotros mismos, a elegirnos y determinarnos a partir de un acontecimiento que abre una grieta (y esta palabra adquiere en esta ocasión un sentido de terrible gravedad, no como suele ser banalizada en el uso que hacen de ella los medios masivos de comunicación) dentro de la vida democrática de nuestro país.

La desaparición de Santiago Maldonado es, pues, un acontecimiento político. Y, empleamos aquí, la palabra “político”, no como sinónimo de “partidario”, ni nada por el estilo, sino en su sentido originario, como existencia comunitaria, como ser uno con el otro, como ser uno en el otro. Un ciudadano, un sujeto de derechos, ha desaparecido, las fuerzas de seguridad son las principales sopechosas, nuestros gobernantes o bien guardan silencio, o bien pronuncian frases que atentan contra la noción misma de democracia. Si el Estado se transfigura en el gran Leviatan que, con su inmenso poder de muerte, cercena los derechos y la vida de los ciudadanos, se trata de un acontecimiento político. Y al ser un acontecimiento político compromete a la entera comunidad de la que formamos parte.

Todos somos Santiago porque su desaparición nos involucra a todos, más allá de que lo queramos o no. El hecho nos obliga a tomar posición. Esa toma de posición no es meramente coyuntural, sino que nos hace ser lo que somos. El filósofo francés Jean Paul Sartre sostenía que somos lo que hacemos de nosotros. Somos a partir de Santiago, de lo que hacemos frente a su desaparición. Somos Santiago porque somos a partir de lo que hacemos frente a su desaparición. Pronunciando nuestro repudio, justificando su desaparición, banalizando el hecho, nos hacemos en relación a él. El espectro de las desapariciones vuelve a recorrer la Argentina y nos envuelve con su manto de tinieblas. Es imposible escapar. Como dijo Dostoievsky, “cada uno es responsable de todo ante todos”. Repudiar el espectro, justificarlo, de la decisión que tomamos somos responsables.

Todos somos Santiago porque nos determinamos a partir de su desaparición. Pero también “todos somos Santiago” porque “todos podemos ser Santiago”. Cuando el terrible Leviatan se yergue sobre una nación, nadie está a salvo. La única Ley es su suprema voluntad de muerte y, bajo ella, todos somos potencialmente culpables.


Un desaparecido en democracia pone en jaque la noción misma de democracia. El destino de la democracia está, por lo tanto, en juego y ese destino no es algo externo a nosotros sino que nos constituye hasta las fibras más íntimas de nuestra existencia.


No hay comentarios.: