Edgardo Pablo Bergna.
Soy
grande de una adultez, que en mi generación, significa durar a
partir del fin de la dictadura cívico-clerical-militar. No tengo
dudas, es absolutamente así: duré... no fui capaz de vivir para
evitar la presente destrucción de derechos conseguidos que creía
intangibles, y soy responsable ante el mundo y ante todos.
Creí
desde siempre que este gobierno gerenciado por Mauricio Macri,
capataz de empresas comerciales, iba a implantar modelos
neoliberales, de derechas, iba a tratar con desprecio a la política,
a gremios y trabajadores y, sabía también, del desempleo, del
aumento de la pobreza, de la tendencia a humillar a la educación, a
la técnica, a la ciencia. Veía a un hombre, pequeño de la peor
pequeñez, en su cerrazón, confundir satélites con lavarropas y
brindar, después, por la venta de limones a la gran potencia, que
hoy, es mas potencia de exterminio que nunca. Y sabía de este
presidente, del sur mas al sur, doblegado, ante aquel neoyorquino,
una vez mas, como cuando perdió a manos de Trump en
los 80, el proyecto inmobiliario Lincoln West, de Nueva York. Sabía
de los planes de ajuste, de déficit cero, del método ortodoxo para
combatir la inflación destruyendo el consumo y la exclusión, y la
pobreza y la enfermedad que de ello proviene. Todo eso lo sabía, y
desde mi lugar lo escribí, lo milité y lo resistí, sin embargo,
las elecciones de diciembre de 2015 promovieron como presidente a
Mauricio Macri, ganó en segunda vuelta, por un punto porcentual al
candidato del Frente Para La Victoria Daniel Scioli a quien voté.
Seguí actuando en política, lo sigo y seguiré haciendo.
Siempre supe que
tengo que estar al lado de las madres y abuelas de la plaza, situarme
allí me despeja y desde allí obtengo mi visión del mundo. Madres y
abuelas son la matriz factual de mi post teorización política, es
el hecho a partir del cual se reafirman mis convicciones ideológicas
que se devuelven en acto, se realizan. En doce años de gobierno
Kirchnerista jamás fueron objeto de vituperio y si, fueron símbolo
y homenaje permanente, tanto Cristina como Néstor tienen con las
madres y abuelas de la plaza una interpelación permanente basada en
el amor y en la confianza. Todo lo contrario pasa a partir de
diciembre de 2015, “El curro de los Derechos Humanos” la puesta
en duda sobre el número de los desaparecidos… todo un cuadro que
fue inundando de sospecha aquella confianza fundada en valores desde
los cuales parecía imposible retroceder. Con todo, las políticas de
Derechos Humanos desplegadas por los gobiernos Kirchneristas
parecían, en tanto que son ejemplo en el mundo, muy difíciles de
hollar.
Las premisas
Memoria, Verdad y Justicia me condujeron durante años en el confort
seguro de los logros conseguidos, y ante las bravuconadas de los
intolerantes que hoy conducen el Estado, mi respuesta, con la palabra
escrita o hablada apelaban a una cierta confiabilidad en última
instancia, en tribunales superiores de justicia. Me equivoqué.
La Corte Suprema de
Justicia compuesta por dos de cinco cortesanos, según el paladar del
Poder Ejecutivo que intentó nombrarlos por Decreto, fallido, pero
después convalidado por el Poder Legislativo, abre las puertas
literalmente a la libertad de genocidas de la dictadura, así Astiz o
Etchecolatz podrían tramitar sus excarcelaciones y volver a verse
compartiendo un café en el bar “La Paz” donde no hace mucho
solía escuchar la voz de David Viñas.
Reconozco
que la memoria se opone al recuerdo en tanto que es posible de
compartir por eso se con-memora, memoria compartida, memoria
colectiva de los pueblos, el recuerdo apela a un campo semántico
algo distinto es mas individual y aquí es donde volví a errar, me
bastó con la Memoria, Verdad y Justicia, repito me tranquiliza pero
no es suficiente. Sobrevivir a la dictadura y encontrarme en la
situación de tratar de escribir esto, de decir esto, me hace
doblemente responsable no fui capaz de profundizar, de reiterar, debí
seguir escribiendo contra las bestias, así los llamaba. La
presente destrucción de Derechos Humanos, reconstruidos en los años
del Kirchnerismo, nos pone en peligro. José Saramago decía “Hay
que recuperar, mantener y transmitir la memoria histórica, porque se
empieza por el olvido y se
termina en la
indiferencia” y estoy de acuerdo y nunca me aparté de ello es un
símbolo de nuestro proyecto político. Pero no es todo. A mi me
resulta mas tolerable la Memoria, el Recuerdo me enfrenta a mi propia
cobardía. Debo alertar que hay que transmitir una Memoria que
contenga Recuerdo que condense un saber y un sentimiento, la parte de
Recuerdo contenida en la Memoria que mas nos duele. Así,
seguramente, va a hacer mas difícil que la Verdad se malverse en
postverdad y la Justicia se haga cada vez mas kafkiana. Ni olvido, ni
perdón.
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