Leandro Pena
Un 21 de mayo del año 2015 la entonces
presidenta Cristina Fernández de Kirchner inauguró un centro cultural que llevó
el apellido de su marido quedando como nombre centro cultural Kirchner. En el
discurso inaugural Cristina señaló que era necesario re significar el apodado
la jaula que tuvo el antiguo correo hoy convertido en centro cultural. La
mandataria había dicho: “Yo quiero cambiarle el nombre: la jaula no me gusta; quiero
que se llame la colmena, porque es el aspecto que tiene. Son las pequeñas
celdas de una colmena, de miles de abejas que trabajan por la cultura”. Había
dicho entonces la presidenta. Todo una significación, abejas que
comunitariamente trabajan.
El centro cultural Kirchner ha sido en
términos simbólicos: la inauguración de un espacio para que
artistas y diversos estamentos de la cultura y organismos de derechos
humanos puedan encontrar un ámbito de reflexión creación y expresión
autóctonos. Han pasado allí diversos personajes de nuestra cultura desde Leon
Gieco, Liliana Herrero, hasta las figuras tradicionales del Rock Nacional, y
otros diversos como el Coro
Polifónico Nacional, la Orquesta Sinfónica de La Plata y la Orquesta Sinfónica
de Salta. También hubieron innumerables muestras y exposiciones de literatura
por mencionar algunas de las actividades que nutrieron el espacio; mostrando que el discurso inaugural
de la entonces presidenta no eran solo
en palabras sino en hechos concretos y efectivos ajenos a una posición elitista de la expresión
cultural.
Este
ámbito cultural inclusivo que nos permita pensar y repensarnos como sujetos con
nuestra historia y también con nuestras posibilidades. Además, la juventud ha
sido protagonista de este lugar cultural como parte del sello que caracterizó
al kirchnerismo durante los doce años de gobierno. Muestra de ello es el lugar
de la juventud en sus reclamos por los derechos humanos a través de las abuelas
y los H.I.J.O.S, que buscaron sus raíces
para reconstruir su propia identidad subjetiva como así también dar causa a
nuestro ADN nacional. Este protagonismo se ha podido observar en la
direccionalidad de los discursos de la presidenta, como así, en la elección de
sus ministros. Toda a una apuesta a una generación nueva y al futuro de un
país.
En
definitiva, el centro cultural Kirchner no es ni mas ni menos que un ámbito de
apuesta a al pensamiento y a la creatividad fundamentado en la idea de que la
cultura es para todos. Algo que el mismo Néstor Kirchner supo poner en práctica
cuando en cada acto patrio conmemorativo diversos artistas de nuestra propia
historia cultural y latinoamericana se hacían presentes o cuando organizaba
recitales en la casa Rosada para este mismo. Reconocimiento a quien fue un
símbolo de la inclusión, el progreso y la apertura cultural igualitaria. También marcación de una forma mas de hacer y
hacer comprender a la política como política inclusiva.
El
pasado lunes 12 de septiembre el presidente Macri (Alianza Pro) ofreció una
gala cultural en el Teatro Colón y dió al día siguiente un discurso inaugural a un conjunto de
empresarios extranjeros en el centro cultural Kirchner. Dos hechos relevantes.
En primer lugar, en aquella oportunidad, el lugar elegido para una gala tiene,
con ciertos matices, aquel recuerdo del bicentenario de 1810. En aquella
oportunidad el pueblo festeja en la nueve de julio. Una muchedumbre de
distintos lugares de nuestro territorio podía valorar el acervo cultural de
nuestro país representado en forma significativa por artistas autóctonos y
productos regionales que acompañaban la vista de cualquier espectador.
Mientras, en el mismo horario representantes mediáticos, periodistas,
personajes de la farándula y economistas
e integrantes e integrantes del Pro, entre ellos el ahora presidente Mauricio
Macri junto a Julio Cobos radical, en aquel
momento Vicepresidente de Cristina Fernández de Kirchner, hoy en alianza con el
gobierno. En segundo lugar, en esta oportunidad el centro cultural Kirchner, ( como explicamos
anteriormente, lugar de la cultura) se convirtió en estos días en el anfitrión
de empresarios extranjeros a quien nuestro presidente les abre las puertas de
par en par para que vengan a invertir (Sic). Casualmente o no, mientras
disertaciones sobre nuestro economía por parte de componentes de cambiemos
(Prat Gay- J. Triaca- Sturzenegger) presagiaban un buen presente y óptimas
condiciones para el crecimiento de nuestro país. En el ínterin, al mismo tiempo
y a escasos 120 metros
en la plaza de mayo colmada de gente
buscaba alimentos para comer.
Estos eran traídos en camiones y varios medios de locomoción por los
productores que regalaban sus productos porque con la apertura de las importaciones de
modo indiscriminado y desmesurado ven como su economía regional y personal ya
no les alcanza para llenar la mesa de su hogar. Entre lo primero y lo segundo,
el contraste no es solo económico sino de acción política y desigualdad social.
Todo
un signo. Por un lado, un lugar donde funciona un centro cultural denominado Kirchner
en alusión a las ideas ya expresadas sobre su pertenencia y pertinencia. Por
otro lado, en ese ámbito, una reunión de empresarios neoliberales anunciados
con bombos y platillos, que se ocupan de
bajar los sueldos y aumentar la liquidez y la renta financiera además de estar
involucrados en los denominados “Panamá Papers”; escándalo exponencial,
a nivel internacional y parece que no tanto a nivel nacional, -por parte de
nuestro presidente- como de quienes lo acompañan en esta componenda mediática y
de mercado reunida en estos tres días.
Sería algo liviano considerar lo ocurrido como
una mera provocación por quienes suelen hablar de rupturas y grietas. Este
hecho, no es mas ni menos que un intento por quebrar el orden simbólico de lo
que significó el kirchnerismo para los sectores populares en educación, cultura
y trabajo. Presentar un foro en este centro que lleva el nombre de quien supo
oponerse con tesón en la cumbre de las América en el año 2005 y sostuvo que el MERCOSUR
era si una salida para la economía latinoamericana en términos de integración
económica y cultural. En este sentido, la alianza cambiemos se propone destruir
lo construido: superponiendo a la dignidad del trabajo, la valorización de la
cultura para todos y los juicios a los dictadores; la reducción del empleo y la
direccionalidad de la economía a los intereses del mercado, la sustracción de
los programas educativos, además de: justificar sin atenuantes la prisión
domiciliaria de algún dictador o poner en duda el reclamo legítimo de las
abuelas, madres, hijos que aún siguen queriendo saber donde esta parte de su raíces.
Se
trata de una búsqueda de quiebre de el orden simbólico, desde cuadros bajados
de la casa Rosada de Chávez y Kirchner y mausoleo en el sur, como así también
cambiar y confundir la finalidad que el mismo el centro cultural Kirchner tuvo
en su origen. Los símbolos son parte identitaria de nuestro acervo cultural.
Claro que nada es inocente. El pueblo tampoco. Dato no menor para un gobierno
que registra poco de lo popular pero que sabe que los símbolos propuestos en
estos últimos doce años fueron una reafirmación constante de que la cultura, la
educación y la economía constituyeron que constituyeron un eje esencial de lo que
conocemos como: la Patria es el otro.
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