Leandro
Pena Voogt
Luego de casi 120
días de gobierno de la Alianza Cambiemos, por primera vez la oposición ha hecho
su primera aparición en forma puntual, acotada y sustancial. Paradójicamente,
no se trató de ningún representante de
un espacio político reciente, como bien podría ser del Frente Renovador o del
PJ disidente. Se trató de una líder
política que terminó su mandato con alto nivel de popularidad, a quien el
pueblo la respeta porque supo argumentar sus decisiones políticas con prácticas
favorables a los sectores más humildes y que se presentó ante la justicia para
dar las razones y argumentos frente a imputaciones poco claras en términos: judiciales,
mediáticos y políticos.
Mientras la Alianza
Cambiemos ejerce su política con argumentos provenientes del viejo y reciclado
neoliberalismo tales como: desempleo, maltrato laboral, disminución en la
atención a los ancianos, recorte presupuestarios a las entidades del Ministerio
de Educación y el alza desmedida de precios entre otras y variadas medidas. La
oposición, otrora gobierno, hizo su aparición con una idea que hace mucho no se
escuchó en ningún partido no gobernante y es la de hacer política: dialogar sobre los conflictos, pensar ideas y debatirlas
en pos de soluciones posibles.
En tan solo tres días, Cristina Fernández de
Kirchner provocó que una masa de miles de personas de diferentes edades,
estratos sociales y lugares, se autoconvocaran frente a los tribunales de
Comodoro PY donde desde hace un tiempo los medios y algunos sectores de la
política encuentran en los jueces de turno sus fieles representantes. Posteriormente,
se reunió con diputados del Frente Para
La Victoria; propuso un encuentro con intendentes del conurbano que representan
al Kirchnerismo, tiene en agenda la posibilidad de conversar con los senadores
de la misma línea y abrió un espacio para la conformación de cuadros políticos futuros
llamado Instituto Patria. Como si todo eso fuera poco instó a todos los
argentinos a formar parte de un Frente Ciudadano. Esto último, marca lo opuesto a lo que muchas veces se le
quiso adosar al Kirchnerismo: la falta de debate, de consenso y de escucha de
las necesidades de “todos”. Claro está y a la luz de los casi cuatro meses de
gobierno que, quienes se quejaban eran
aquellos que hoy han denostado el valor humano, del trabajo, la salud y la
educación en manos de decisiones de una ajuste maquillado en “sinceramiento”.
Bastaron solo tres días para mostrar que la política no es solo negociación, ni
mucho menos renunciamiento.Sino: formación de sujetos para el ejercicio de la
política pública, escuchar a los propios y ajenos y por sobre toda las cosas
saber que ser líder significa pensar una
patria,sin denostar el pasado ni a quien estuvo para justificar decisiones
propias, proyectando el futuro a base ideas y de formación política inclusiva; donde no prima los intereses corporativos por
encima de los nacionales apoyando la matriz productiva que nos pertenece para
el sostenimiento de nuestra economía y bienestar. Algo que puede ser
comprendido como “desafortunado” para quien sostiene la práctica política con
enfoques neoliberales y de libre mercado bajo la máscara del desarrollismo.Aditamento
acunado pero poco argumentado.
Nada despreciable, los argumentos (algo pocas
veces visto en la historia de los partidos opositores en nuestra democracia)de
la ahora devenida oposiciónen manos de quien sin duda la conduce: Cristina Fernández Kirchner como quedó demostrado el miércoles pasado. No solo por la
multitud que se convocó por propios medios, sino porque generó propuestas,
ideas posibles y las puso en marcha centrando no solo su discurso sino sus
acciones políticas en pos de: la
apertura a las necesidades de todos los ciudadanos, el convocar a los dirigentes
actuales y los que se quieran formar para restablecer, defender y ampliar los
derechos que en estos últimos doce años hemos logrados. En definitiva volvió la
líder de una oposición no porque un medio, un grupo financiero, o un país
extranjero lo convinieron con un grupo de inversores, sino porque su
trayectoria política, su figura, sus ideas y la materialización de las mismas
en la práctica política supieron llegar a las masas populares en sus años de
gobierno.
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