Ágoraa diario la arena política

realidad en blanco y negro...

Maximiliano Cladakis-Edgardo Bergna editores. Organo de opinión política de Atenea Buenos Aires. Radio Atenea y Agora Buenos Aires

Escriben: Leandro Pena Voogt-

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viernes, 19 de abril de 2013

El amor vence al odio (Editorial del programa Con las Venas Abiertas del día 19 de marzo de 2013)

opinión. Agora...a diario 19/04/2013





Maximiliano Basilio Cladakis

   La derecha mata. Es así. Es una verdad incuestionable. Una de las pocas, quizá. Matan sus políticas. Matan sus golpistas. Matan sus manifestantes. De la cacerola a Videla sólo hay una diferencia de grado. En Venezuela, la misma estirpe gorila, apátrida, genocida, mató a siete de los nuestros. Siempre los muertos son nuestros, en manos de Videla, o en manos de sus “democráticos” manifestantes. ¿Tienen derecho a expresar su descontento? Sí, claro. Se los garantizamos nosotros, los únicos democráticos ¿Tenemos que ser autocríticos? Sí, por supuesto ¿Faltan cosas por hacer? Obviamente. Pero lo que falta por hacer no tiene nada que ver con los reclamos de esa gente, de la "gente”, la “única gente” según ellos. Lo que nos falta por hacer no es ceder a las corporaciones, ni a las presiones del mercado, ni volver a los ´90. Lo que nos falta por hacer es seguir extendiendo derechos, que es a lo que las cacerolas se oponen ¿Es fuerte lo que digo? Puede ser. Pero al lado de 7 muertos no es nada. Muchos de los presentes en el miserable acto de ayer levantaron la bandera de Capriles y de sus manifestantes. Levantaron la bandera de los asesinos de 7 compañeros. Ellos tienen su derecho a la cacerola. Pero nosotros tenemos el derecho de criticarlos y a repudiarlos. 7 muertos. La canallada cipaya es la misma en toda América Latina, defensora de privilegios y con tendencias necrófilas. 30000 desaparecidos, 7 muertos, la imagen de una Presidenta ahorcada, 400 muertos por las bombas en plazo de mayo. Sólo diferencia de grados. El odio gorila es el mismo. Ellos tienen sus derechos, pero entre ellos y nosotros hay un abismo infranqueable: nosotros predicamos la vida, ellos la muerte. Y no sólo la predican, sino que la ejecutan.





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