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Maximiliano Cladakis-Edgardo Bergna editores. Organo de opinión política de Atenea Buenos Aires. Radio Atenea y Agora Buenos Aires

Escriben: Leandro Pena Voogt-

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miércoles, 30 de enero de 2013

Error Matemático

opinión. Agora...a diario 29/01/2013





Andrés Pizarro

En lugares donde sobrevive cierta honestidad intelectual, los años ochenta son conocidos como la “década perdida” para América Latina. Así la denominó la propia CEPAL. Y las razones son poderosas: el producto interno bruto de la región se contrajo en 0.6%, a la vez que el desempleo y la pobreza alcanzaron niveles inusitados.

Los ochentas marcaron la consolidación del cambio del patrón de acumulación económica. En efecto, las cuatro décadas de keynesianismo y de sustitución de importaciones, que fueron el consenso global entre 1930 y 1975, habían terminado. La revolución pinochetista-reaganiana-thatcheriana y de Martinez de Hoz, ponía en práctica la obsesión ideológica de Hayek y Friedmann. El neoliberalismo se imponía en Inglaterra y EEUU con la excusa de la crisis petrolera, y en América Latina por medio de la doctrina del shock de la mano de las dictaduras cívico-militares. No había derechos humanos o instituciones que valieran. Sólo la visión mesiánica de la pureza del mercado y de la abolición del estatismo sospechoso importaba.

Los difíciles comienzos de la restructuración económica latinoamericana, estuvieron  signados por la crisis de la deuda y la dependencia de los organismos multilaterales, y sobre todo del FMI. Acompañando “tecnocráticamente” la doctrina del shock, el FMI imponía drásticos ajustes fiscales a cambio de auxilio presupuestario, abultando aun más la deuda que tendrían que soportar únicamente los salarios. El resultado fue la década perdida.

Treinta años después, la crisis del capitalismo, que sólo los ciegos y sordos creen que es únicamente financiera, no le da tregua a Europa. Los gurúes económicos europeos dejaron de ser keynesianos desde que se creó la Unión Europea, y junto con el FMI recetaron a Grecia, España y Portugal, la misma receta inmutable del simplismo neoliberal que aplicaron a América Latina antaño.

Los resultados de la cocina del FMI, se comenzaron a ver rápidamente en las calles de Madrid y Atenas, como siempre la respuesta del establishment, defensor del capital, fue la represión. Lógicamente, la brutalidad policial europea aun no llega a los extremos de nuestras dictaduras criollas, porque la institucionalidad democrática de la mayoría de esos países es fuerte.  Sin embargo, la gobernabilidad en Grecia está en jaque y Rajoy en muchas dificultades. Pero era de esperar: pueblos en democracia suelen defenderse ante los embates injustos contra sus derechos, y las recetas de los tecnócratas del FMI son brutales. Reducciones de salarios del sector público, reducciones de jubilaciones, eliminación de subsidios, desmantelamiento prácticamente del sistema de salud;  en resumen destrucción del estado de bienestar creado por el keynesianismo de postguerra, y que permeó a toda Europa.

Las consecuencias han sido salvajes y dolorosas. Muchos europeos se sienten acorralados entre la espada de la emigración y la pared del suicido.

Los sacrificios han sido a cambio de nada. El FMI y la UE han enviado considerables cantidades de fondos para “salvar” las  economías en crisis.  Lamentablemente, para ellos la economía son los bancos y no las personas. En EEUU, se cree que los montos que Obama ha dado a los bancos, llegan a ser dos veces el PIB nacional, aunque éstas son sólo estimaciones. İDos veces el PBI de EEUU a una veintena de bancos! ¿Y para qué? La crisis está cada vez peor. En Europa, se hizo lo mismo, con la urgencia e intransigencia de Merkel y Sarkozy, porque la mayoría de los acreedores del sur son bancos alemanes y franceses.

Así las cosas, mientras vemos desarrollarse tragedias individuales en el sur de Europa,  el sueño de Adenauer y De Gaulle se desvanece. Los ideólogos del simplismo económico y de la avaricia de la especulación financiera, la creación del dinero por el dinero, son incapaces de encontrar una solución a la crisis. ¿Cómo van a resolver algo que no entienden? Entenderla sería cuestionar su propia existencia.

En esas estábamos, cuando el economista en jefe del FMI, Olivier Blanchard, y Richard Leigh, publican un informe institucional dónde nos indican que midieron la incidencia de los recortes fiscales y aumentos de impuestos, aplicados en 26 países europeos desde el 2010- receta central del FMI. ¿Cuál fue el resultado de su informe? Reconocen que cometieron un error. Habían pronosticado que un recorte de  un euro en ajustes fiscales iba a generar una reducción en el producto bruto de 0.50 euros. La caída real fue de 1.5 euro İ3 veces más! Además, la consecuencia ha sido que ni siquiera se cumplió el objetivo más básico de las políticas de  austeridad, a saber  bajar la deuda externa. Se estima que el déficit fiscal de España de 2012, podría ser mayor al del 2011. La espiral multiplicadora regresiva, llevó a que la proporción deuda externa/producto bruto empeore.

Lo que para nosotros es un horror, para ellos es un error. Un simple error matemático.
Y después le dan lecciones al INDEC ¿con qué autoridad moral?


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