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Maximiliano Cladakis-Edgardo Bergna editores. Organo de opinión política de Atenea Buenos Aires. Radio Atenea y Agora Buenos Aires

Escriben: Leandro Pena Voogt-

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viernes, 25 de marzo de 2011

Dictadura y hegemonia cultural

opinión. Agora...a diario 25/03/2011

Edgardo Pablo Bergna




El 24 de marzo de 1976 se produce en la Argentina el golpe cívico-militar más sangriento de los muchos que ha sufrido nuestro país. La participación y el apoyo de ciertos sectores de la población civil a la dictadura, no solo se concentró en el mundo empresarial donde distintos sectores: industriales, financieros, medios de comunicación iban a ser favorecidos con la política económica, introducida a sangre y plomo, sino que, desde principios de los años ’70 se crearon usinas de pensamiento para captar intelectuales que pudieran transmitir su visión del mundo. Los enemigos mas conspicuos de los ideólogos del terror eran los obreros organizados en sindicatos que disputasen un lugar que trabe la máxima aspiración a la “libertad de mercado” propugnada por  empresarios y actores económicos. La organización obrera era disipada y los trabajadores diezmados. Se cuentan por miles los obreros desaparecidos.

Con todo, la cara mas perversa de la dictadura (descontando la tortura de mujeres embarazadas y la apropiación de sus hijos) sería expresada a través de la persecución de estudiantes universitarios e incluso secundarios. En planes para combatir "el accionar subversivo en las escuelas" que, también, produjo la muerte, tortura y desaparición de  miles de jóvenes y adolescentes. Las universidades (y las fábricas)  fueron centro, de persecución física e ideológica de vastos sectores identificados como enemigos del régimen impuesto de facto por las Fuerzas Armadas, instruidas en la “Escuela de las Américas” alentadas por el gobierno de Estados Unidos, en el marco de la “doctrina de la seguridad nacional”. Esta doctrina fue apoyada por los sectores mas radicalizados de las derechas vernáculas. Toda persona con ideas socialistas, justicialistas, marxistas o comunistas era considerada subversiva.

La desaparición forzada de personas ocurrió de manera sistemática en casi toda Latinoamérica, el procedimiento, “Plan Cóndor”, estaba  articulado desde EEUU. Su plataforma ideológica era combatir el comunismo (todo lo que se opusiera a las pautas ideológicas de la “Escuela de Chicago”)   en los países del sur de América.

La acción de los militares se ha visto amparada por quienes serian los beneficiarios en el país; beneficios económicos a empresarios locales eran la recompensa por acompañar una política económica en resonancia con los “valores” del capitalismo internacional. El papel de los medios de comunicación fue preponderante a la hora de instalar “sentido común” la hegemonía cultural construida, dio lugar al nuevo bloque histórico. Años de crímenes y retroceso económico, cultural y social.

Los medios de comunicación eran (son) el último eslabón en la construcción y mantenimiento de hegemonía. Los que apoyaban a la dictadura, desde los medios, tanto explícitamente como no, quedarían expuestos, con todo, debemos reconocer que había una estructura profunda: intelectuales que operaban  desde distintos espacios, articulando los contenidos ideológicos fuertes que llegaban de las agencias (servicios culturales estadounidenses) y les daban la forma conveniente para ser difundidos.

El “Plan Cóndor” tuvo gran actividad en la construcción de hegemonía dominante y se puede atisbar su origen tomando como ejemplo la relación que mantuvo Raymon Aron, consejero de Henry Kissinger (Nóbel de la paz), en la formación de la sociedad “Mon Pelerin” junto a friedrich Von Hayek. La actividad de estos Think-thank era, pero sobre todo lo sigue siendo, convencer a intelectuales “tibios”y neutros incitándoles a romper con el socialismo, y apoyar “El gran cisma”: el imperio benevolente que lucha por la libertad. La única manera de que un intelectual apoye explícitamente la invasión a Irak a manos de EEUU, es estar profundamente convencido del mito del gran cisma, sirva como ejemplo las declaraciones de Mario Vargas Llosa en su momento; van en ese sentido.

Queda pendiente indagar el mundo que a la sombra de la acción violenta de las balas y la tinta de los grandes medios actuaba (actúa) rizomáticamente desde, y al amparo, del lustre impune de la erudición, para no quedarnos solamente con los casos paradigmáticos como Mariano Grondona o García Venturini y ser conscientes que el mecanismo de la dictadura si bien está desactivado como medio, no lo están las causas ni la finalidad, perviven hasta nuestros días.

Ser conscientes, decía, que intelectuales comprometidos como Rodolfo Walsh o Paco Urondo estan desparecidos o muertos, mientras que  desde los mismos medios el día de “la memoria, verdad y justicia” se hace apología del golpe, tratando de  desvincular a todo lo que no sea las Fuerzas Armadas que, por cierto, no las menciona sino como Estado.

Pero sobre todo, no rehusemos el debate. El director de la Biblioteca Nacional Horacio González nos dio una gran oportunidad al cuestionar la presencia de Mario Vargas Llosa como invitado (único orador) a la apertura de la Feria del libro. Tenemos derecho de saber que Mario Vargas Llosa asistirá después de la inauguración de la feria al encuentro regional de la sociedad Mont Pelerin (Aron y Hayek) cuyas principales preocupaciones son las de proteger la propiedad privada y el libre mercado, éstas son las mismas agencias al servicio de los mismos intereses que propiciaron los golpes de estado en Latinoamérica. Aprovechemos la oportunidad para discutir, que se ponga sobre el tapete la orientación  ideológica de cada uno y sepamos que, las palabras que se orientan a la acción se  sostienen con convicciones ideológicas y que la única manera de realizarlas es política.








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