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Maximiliano Cladakis-Edgardo Bergna editores. Organo de opinión política de Atenea Buenos Aires. Radio Atenea y Agora Buenos Aires

Escriben: Leandro Pena Voogt-

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lunes, 22 de noviembre de 2010

El DÍa de la Soberanía Nacional y la Revolución K

opinión. Agora...a diario 22/11/2010

Maximiliano Basilio Cladakis





El kirchnerismo es revolucionario. A un marxista ortodoxo, esta frase le podría sonar como poco menos que el delirio de un demente. Sin embargo, es así: el kirchnerismo es revolucionario. No se tratara del fin del capitalismo, ni de la socialización de los medios de producción. Así y todo, el proyecto inaugurado el 25 de mayo de 2003, representó una ruptura histórica, un cambio de eje, un giro copernicano con respecto a nuestro pasado más reciente. Desde la orden para bajar el cuadro de Videla hasta la Asignación Universal por Hijo, pasando por las jubilaciones graciales y la estipulación de las dos paritarias anuales, son elementos que, en términos kunhianos, señalaron a lo largo de estos ocho años, la emergencia del nuevo paradigma político ¿Y qué es una revolución sino la emergencia de un nuevo paradigma?



La instauración del 20 de noviembre como Feriado Nacional puede ser pensada, por lo tanto, desde este marco. En efecto, la conmemoración de la Batalla de la Vuelta de Obligado como Día de la Soberanía Nacional va, como diría Ricardo Forster, a “contrapelo” de la Historia Oficial. Es más, casi podríamos decir que es una especie de bofetón en la cara a aquella historia oligárquico-liberal iniciada por Mitre y Sarmiento y continuada por millares de escribas, desde Halperin Dhongi, hasta Luna y Romero (padre e hijo).



Por un lado, como bien señaló la Presidenta en el excelente discurso del sábado, la conmemoración de esta fecha deliberadamente “ocultada”, pone en evidencia que, a lo largo de nuestros dos siglos, la lucha por la emancipación nacional no sólo ha sido frente a los españoles, sino también frente a ingleses y franceses, es decir, frente a potencias mundiales de primer orden. Precisamente, desde la historiografía oficial, estas potencias, nunca han sido presentadas como enemigas de nuestra libertad y de nuestra soberanía, sino que, muy por el contrario, ellas eran las que, a partir de un acto de gracia inefable, iban a hacernos “libres” y “civilizados”. Es de recordar, que Sarmiento cuenta en el Facundo que, cuando se produce la agresión anglo-francesa, él se encontraba en Montevideo junto con otros jóvenes unitarios no sólo apoyando a estas potencias europeas, sino pidiendo que directamente invadan la Argentina. Para el pensamiento oligárquico-liberal sólo en las cadenas de las potencias podíamos encontrar nuestra libertad. Nuestra realización sólo podía darse en la esclavitud. En este sentido, celebrar en esta fecha nuestra soberanía, significa pensarnos desde otro lugar, configurar nuestra identidad desde un sitio impensable por la tradición dominante. Se corre el eje, Europa deja de ser el arché, nos reconstituimos desde el Sur, desde América Latina, desde nosotros mismos.



Por otro lado, esta conmemoración supone la reivindicación de Juan Manuel de Rosas, el gran “maldito” de nuestra historia. No hay mucho que decir, se sabe: Rosas ha sido presentado siempre como lo peor que ha dado nuestro país. Su nombre ha sido símbolo de oprobio. Asociar a alguien con su figura era una forma efectiva de atacarlo. Tras el Golpe Militar del ´55, los golpistas publican El libro negro de la segunda tiranía. La primera tiranía había sido la de Rosas, Perón era su sucesor. En una entrevista, Borges dice que en su vida sólo ha odiado a dos personas: a Rosas y a Perón. Al igual que Perón, Rosas siempre fue representado como un tirano al cual seguían masas ignorantes, sub-hombres, “negros, gauchos e indios” dirá Sarmiento. En este sentido, la demonización de la figura de Rosas, era (y es) la demonización de los sectores populares. Por lo tanto, la reivindicación del mítico Gobernador de Buenos Aires, es también la reivinciación de dichos sectores.



Con la conmemoración del 20 de noviembre, tenemos, entonces, la articulación de estas dos dimensiones: lo latinoamericano y lo popular. Se trata, en efecto, de dos elementos fundamentales del Proyecto inciado en el 2003. Tal vez, alguien podría decir, que esta conmemoración es simplemente algo simbólico. Es cierto. Es algo simbólico. Sin embargo, lo símbolico no es una cuestion menor. El filosofo Ernst Cassirer sostenía que el hombre es un animal simbolico. Y una Revolución no solo es económica o politica, sino también simbolica y cultural.

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