Opinión .Agora...a diario 11 de Junio de 2009Maximiliano Basilio Cladakis
Cuando uno pensaba que Cobos no podía sorprenderlo más, siempre aparece algo nuevo. Al vicepresidente no le basta con estar haciendo campaña con el Acuerdo Cívico y Social . Ahora, se reúne con De Narváez para solidarizarse con él por la causa de la efedrina y para diagramar proyectos en común para presentar en el Congreso. Sin embargo, esto tiene una explicación. Desde el famoso voto “no positivo”, Cobos se encuentra constituyendo su carrera a partir de la negación del “kirchnerismo”. El “Campo”, Techint, Carrio, De Narváez, no importan los rostros, lo que importa es que se opongan al oficialismo. Por su parte, tanto a las corporaciones como a los candidatos les interesa tener a Cobos de su lado. Cobos, pues, tiene el encanto del “converso”. Cobos era kirchnerista y se convirtió al antikirchnerismo. Como todos los “conversos”, lleva al extremo su posición sin tener ni siquiera un mínimo de recato formal. Todo lo que sea “antikirchnerismo” recibe su sonrisa campechana e ingenua (decimos “ingenua” por no decir “idiota”). Cobos fue elegido por el Pueblo para acompañar un determinado proyecto político, al cual, luego de su “conversión” no hace más que negar. Eso hace que, si bien para algunos tenga (como dijimos) el encanto del “converso”, para otros merezca el repudio de los traidores. Porque entre los conversos y los traidores no hay mucha diferencia, casi ninguna. Y Cobos lo demuestra diariamente.
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