Ágoraa diario la arena política

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Maximiliano Cladakis-Edgardo Bergna editores. Organo de opinión política de Atenea Buenos Aires. Radio Atenea y Agora Buenos Aires

Escriben: Leandro Pena Voogt-

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lunes, 23 de octubre de 2017

Democracias

opinión. Agora...a diario 23/octubre/2017

Edgardo Pablo Bergna.

    El pasado domingo 22, se llevaron a cabo elecciones parlamentarias en la Argentina. Octubre del ´17 es el presente de una historia donde “la Democracia” es, acaso,  uno de los símbolos de madurez cívica mas intenso. Símbolo que, después de la dictadura cívico-militar más sangrienta del siglo pasado,  siguió consolidándose durante mas de tres décadas sin interrupción. Sobre la base de haber superado tanta dictadura totalitaria  se re-presenta algo así como un “espíritu”, en el que los argentinos nos reconocemos. “Haber participado de una jornada en paz”  “un día donde los ciudadanos ejercemos el derecho a elegir a quienes nos representan en libertad” “una fiesta para la Democracia” “no importa quien gane, lo importante es que la gente se exprese”. Todas son frases hechas de ambigüedades y abstracciones que le dan substancialidad a algo, sea material o inmaterial, que no lo tiene mas que en sentido impropio, hipóstasis del que surge, luego de materializado, el fetichismo de la democracia.

     Fetichismo de la democracia


     El término “fetiche” y de él la palabra “fetichismo” proviene del latín facticias que se puede traducir como “artificial” pero también se le asocia  la palabra portuguesa feitiҁo que, en este caso, “magia” y “manía” serían propias en la traducción y posterior etimología de la palabra aludida.

     A fines del S. XIX, casi al mismo tiempo, dos pensadores “Maestros de la Sospecha” como los llamó Paul Ricoeur emplearon el mismo término: Carlos Marx utilizó el concepto en su magistral obra El Capital denominándolo, “Fetichismo de la mercancía”, en tanto, el psiquiatra y padre del psicoanálisis Sigmund Freud lo despliega en  Tres ensayos para una teoría sexual. El término “fetichismo” constituye siempre una “representación deformada e ilusoria de las cosas”.  A nuestro entender el concepto “democracia” en la actualidad y en el terreno de La política local adolece, en cierta forma, de un estado de sacralidad en si misma que anula toda crítica que se pudiera hacer a gobiernos, por el mero hecho de que sus gobernantes asumieron  sus puestos a través de elecciones. Tomar la parte en que los gobiernos son elegidos por las mayorías populares para definirlos en su totalidad como “democráticos” aunque durante su ejercicio abunden en medidas antidemocráticas (antipopulares) es lo que en retórica se llama “sinécdoque”: tomar una parte para designar el todo.

   Creemos que nuestra mirada acrítica y condescendiente hacia nuestros procesos democráticos y su justificación basada exclusivamente en el momento de la elección, se debe, por un lado, a la experiencia traumática que padecimos a lo largo de la proliferación de gobiernos de facto, totalitarismos, sometimiento de la mano del terrorismo de Estado, torturas, desaparición forzada de personas, por otro lado y derivado del anterior a la molestia y temor de que, al dirigir la crítica hacia actos de gobierno antidemocráticos se nos atribuya “golpismo” reduciendo, entonces, a la Democracia (gobierno ejercido por el Pueblo) a su momento de origen en la elección, alimentando además el desplazamiento de democracias participativas hacia democracias representativas y delegativas. Llegando a la contingencia actual en nuestro país (y el mundo) de presenciar democracias débiles, de baja intensidad, o incluso adulteradas.

     La derecha que gobierna hoy nuestro país fue ratificada en sus actos de gobierno en los  comicios parlamentarios de octubre del ´17, con todo, justificando y sosteniendo la impotencia crítica sustentada en los motivos descriptos arriba, no se justifica por ningún motivo que no sea de profunda matriz ideológica, arraigada en valores morales y éticos conservadores, reaccionarios y racistas, su desempeño en las urnas. Las reelecciones y las elecciones de medio término son las herramientas idóneas para confrontar gobiernos antidemocráticos o ser cómplices de “Totalitarismos invertidos”


      Conservadora, reaccionaria y racista es la  materia que constituye la sustancia política de las derechas que nos gobiernan, es decir: el elector de Cambiemos contó con la suficiente información  y experiencia para inclinarse por un “modelo” de exclusión y concentración eligiendo, además, por los atributos complementarios, pero a la vez necesarios para que el “modelo” “produzca” y eligió a un gobierno en plena acción antidemocrática cuya partida de nacimiento fue nombrar por decreto a jueces de la CSJ  mantener desde su asunción presos políticos y ser en tanto Estado responsable de la desaparición forzada de Santiago Maldonado, además de la represión en todas sus formas. Nuestra posición: a favor de los oprimidos, convencidos además de que “Unidad Ciudadana” comenzó a ser  la verdadera oposición real a las derechas PRO pidiéndoles  a los funcionarios del actual gobierno a los dirigentes y a los militantes neoconservadores que, aunque sea, sin dejar de utilizar la inflexión meliflua y empalagosa que los caracteriza, muestren desde donde hablan, asuman los electores su pertenencia a las derechas y den la batalla dentro del discurso político en la calle y desde las bibliotecas y no desde el abrigo de la televisión amiga y el diario Clarín.

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