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Maximiliano Cladakis-Edgardo Bergna editores. Organo de opinión política de Atenea Buenos Aires. Radio Atenea y Agora Buenos Aires

Escriben: Leandro Pena Voogt-

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domingo, 1 de mayo de 2016

Derechos, mercado y ciudadanía

opinión. Agora...a diario 01/04/2015



Maximiliano Basilio Cladakis

   El neoliberalismo cercena derechos. No se trata de meros acontecimientos coyunturales sino que forma parte de su lógica inmanente. El neoliberalismo es un sistema totalizador que se expande por sobre todas las dimensiones de la existencia humana. En su vertiginosa dinámica, lleva al extremo los principios axiológicos de la acumulación capitalista y transforma al mundo, como dice el filósofo alemán Martín Heidegger, en un gran supermercado. La comprensión del mundo como “supermercado”, anula  el concepto mismo de mundo, y transfigura la sociedad a un mero conjunto de mercancías. El neoliberalismo, apoteosis tanto del capitalismo como del imperialismo, conlleva al dominio de la forma mercancía, es su endiosamiento, su afirmación como fundamento último de la realidad.
   Este dominio de la forma mercancía es vejatorio de los derechos puesto que la declaración de los derechos del hombre en el siglo XVIII y la declaración de los derechos humanos a mediados del XX se fundamentan en la idea misma de gratuidad. Los derechos civiles, políticos, sociales, no tienen más razón de ser que el reconocimiento de la dignidad del hombre, sino fuera así no serían derechos. En cambio, el dominio de la forma mercancía impone una mediación que cercena el mundo de los derechos: al ser el fundamento la mercancía, los derechos dependen de la posesión o no posesión de ella. Es la mercancía la que tiene derechos, y a quien posee mercancías se le reconocen por mediación de ellas. Algunas frases del sentido común hegemónico exponen claramente este proceso que, en términos marxistas, se denomina alienación. Cuando se dice: “yo pago mis impuestos, por lo tanto soy un ciudadano con derechos”, los derechos y la ciudadanía aparecen como propiedades que emanan del verbo “pagar” y “pagar” implica la posesión del dinero, el cual, como dijo Marx en 1844, es la mercancía universal.
   En el neoliberalismo los derechos, pues, se pagan. El neoliberalismo expulsa del mundo de los derechos y de la ciudadanía a quienes no pueden hacerlo, a los no poseedores. Se trata de un sistema de deshumanización, donde las relaciones entre los hombres están signadas por la mediación de la mercancía. Cada uno posee los derechos que le brinda la mercancía que posee. La libertad del neoliberalismo es la libertad de la mercancía, el llamado libre mercado, y frente a esa libertad se derrumba la libertad de los hombres. Este proceso significa la anulación de la libertad y de los derechos. La libertad pregonada por el neoliberalismo es un libertad inauténtica, es la negación de la libertad, es la tirania de la mercancía y de sus poseedores por sobre todos los demás los hombres. De la misma forma, los derechos que promulga dicho sistema implican la negación de los derechos del hombre y de la humanidad.
   Desde diciembre del año pasado, los argentinos nos encontramos viviendo una constante vejación de nuestros derechos y libertades. La llegada al Gobierno de Mauricio Macri significó un cambio de sistema: de la centralidad del concepto de “derecho” nos trasladamos a la centralidad del concepto de “mercancía”. El propio Macri, hace un tiempo, expresó que su deseo era que la Argentina sea un gran supermercado. Mientras nos transformamos en ese supermercado soñado por nuestro Presidente, estamos perdiendo derechos fundamentales, tales como el derecho a un trabajo digno, a una educación gratuita y de calidad, a la salud, a las jubilaciones,  y nuestra libertad se va desvaneciendo por medio de la represión,  de las persecuciones políticas y de la demonización ideológica. Nuestra ciudadanía, por tanto, se sacrifica en los altares del mercado, donde los devotos de la mercancía rinden su sacro y piadoso culto.



   

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