Ágoraa diario la arena política

realidad en blanco y negro...

Maximiliano Cladakis-Edgardo Bergna editores. Organo de opinión política de Atenea Buenos Aires. Radio Atenea y Agora Buenos Aires

Escriben: Leandro Pena Voogt-

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sábado, 27 de octubre de 2012

El viajero de la eternidad

opinión. Agora...a diario 27/10/2012




José Antonio Gómez Di Vincenzo




La historia hace piruetas, apela a demiurgos desorganizados, displicentes, que se empecinan en recordarles a los mortales que nada tiene un sentido acabado, prefijado, que no hay un propósito impuesto desde el alfa que tienda al omega, ni un mecanismo que lleve de un punto a otro automáticamente. 


Y sí… Cuando todo parece ir hacia un determinado fin, la tragedia hace su
 parte y entonces recordamos que además de hacer la historia, la historia nos obliga a rehacernos, transformarnos para seguir transformando.
Los comentaristas que miran el derrotero desde lejos, aquellos para los que el hombre de cabello grisáceo era un comodín, una marioneta, un muñeco, hicieron la crónica esperando el fin de un proceso. La muerte del compañero Néstor Kirchner marcaba no sólo el fin de todas las posibilidades para el hombre sino también, para la política transformadora, para ese proceso contra hegemónico en el que muchos nos habíamos colado por la ventana gracias al desbarajuste de la 125.



Ilusos los que creen que la densidad de los procesos políticos y los movimientos sociales puede evaluarse desde la impoluta mesa de una oficina, desde el centro de investigación. Los que hacen la historia tienden a aferrarse a las convicciones y ver toda negación en términos procesuales como un momento previo a la superación de las circunstancias. Son los viajeros de la praxis, los demiurgos humanos de carne y hueso.
Sólo hay una teleología en los procesos humanos de corto alcance: preparar la comida, ir a trabajar, tornear una tornillo, prepararse un mate, ir a cagar o mear o las dos cosas. Al menos la hay como demanda de principios o como postulación de buenas intenciones. La contingencia puede desbaratar todos los planes de inmediato y un fin prefijado hacerse añicos en segundos. 



En lo que hace a la política, justo en ese instante, los que no transitan el barro, o que la ven pasar, quedan descolocados. En cambio, quienes están metidos hasta las manos, leen los sucesos, cambian planes, vuelven a hacer la historia, vuelven a rediseñar el derrotero para ir hacia un fin que nunca es seguro, que no está comprado de antemano, que hay que perseguir, por el que hay que, digámoslo de una vez, luchar.



Néstor era un perseguidor perseguido, sabía a qué había llegado, sabía dónde iba, sabía qué hacer y quienes intentarían que sus principios quedaran en la puerta de la casa de gobiernos. Transmitió estar a la altura de las necesidades históricas. Se fue rehaciendo, fue rediseñando el tránsito, la estrategia hacia la construcción de poder, hacia el fortalecimiento del Estado y las instituciones democráticas venidas a menos gracias a la influencia de quienes enarbolaban y enarbolan aún la voluntad del dios mercado. Era un gran paso, uno necesario para tener al menos un piso desde donde comenzar a pensar las grandes cosas.



Por todo, el compañero Néstor Kirchner no pasó a la historia sino que hizo y hace historia aún desde la eterna potencia de una imagen que deja marcadas a las masas populares. Esa en la que resuenan sus palabras y hechos. Por eso es el Eternauta, el viajero eterno, el que partió para estar presente siempre.



Para este cronista es un día especial, se cumplen muchos años de haber nacido para la muerte, se cumplen sólo dos de haber sido testigo del nacimiento de muchos hermanos a la vida política, esa que nos hace pensar en términos de totalidad, esa que nos hace dejar de lado frustraciones y resentimientos, esa que vemos como una praxis para trascender. Y todo gracias al viajero de la eternidad.



























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